Cuando desmontó de su caballo, Saulo de Tarso, a la sazón un fariseo que no había tenido empacho en convertirse en ciudadano romano, se le pidieron explicaciones por dar coces contra un aguijón. En el cristianismo, desde sus inicios, se ha reclamado la tolerancia, aunque poco se haya practicado en la historia. Nadie debe atacar a quien por convicción o por naturaleza, debe ser respetado, sin importar las razones de orden o costumbre.

El texto Violencia ejercida contra las personas LGBTI, es decir lebianas, gais, bisexuales, transgénero e intersexuales, retrata la reiteración de la agresión sufrida en la ciudad de Guatemala, por razones de su orientación sexual o identidad de género. Se ha señalado que mucha de la irritación por convivir con estas personas, se genera por un sentimiento de inseguridad en quien decide atacar. Para borrar su vacilación, arremete contra lo prohibido. Pero, la investigación pionera en su género, describe tanto a los que agreden como quienes sufren atropellos en su dignidad o, lo peor, despiadados ataques físicos.

Las autoras llaman a su metodología feminista, cuyo punto de vista consiste en la solidaridad con las personas investigadas. Es decir, no se trata de especialistas describiendo un fenómeno, sino de ciudadanas comprometidas con las personas de su entorno social. Además de resaltar, el haber asumido una posición de mejora sobre un asunto de interés público.

Lo curioso cuando se realizan cuestionarios es la respuesta políticamente correcta de la mayoría. En general, nadie expresa rechazo, homofobia o prejuicios, apuntan sorprendidas las autoras. No obstante, contrasta con posiciones supuestamente condescendientes; pero, rotas cuando, por ejemplo, se ondea la bandera multicolor a favor de la libertad de identidad sexual. También, cuando se refiere a la propia familia se muestra la incomodidad, mientras se consiente cuando se trata de otras, obviamente todo en abstracto.

Se encontró la utilización reiterada de medios informáticos para efectuar ataques. No hay cosa más hiriente que las palabras; más, si se lanzan con ánimo de daño. Los casos referidos tienen como materia, la desinformación, la política, la publicación de infundios etc. Pero lo terrible es la falta de comprensión en las autoridades y sus agentes. Desde los tribunales, los actores judiciales y los agentes policiales; todos muestran falta de conocimiento para tratar con problemas donde están involucradas personas LGBTI. Afortunadamente, se hacen esfuerzos en todos los organismos del Estado para conseguir un mejor criterio.

La investigación releva la importancia de la organización en defensa de la vida y libertad en materia de los derechos LGBTI. Hace un inventario de las organizaciones nacionales dedicadas a un ejercicio de protección, servicio e información, para mejorar la armonía social.

El equipo de investigación estuvo dirigido por Walda Barrios Klee y Patricia Vargas, en el mismo se integraron jóvenes profesionales, capaces de colaborar en captar toda la circunstancia que afecta a este colectivo diverso. Silvia Santay, Karen Vargas, Paula Rabanales Lau, Alejandrina Rodas Arias, Claudia Pivaral e Ixchel Solórzano, han demostrado su apego a las ciencias sociales; pero lo mejor, demostraron estar a favor de la convivencia respetuosa.

Con estos trabajos, Flacso sede Guatemala, manifiesta haberse convertido en un centro de irradiación de conocimientos no convencionales, hacer avanzar la propuesta para políticas públicas, mejoramiento de las capacidades de los empleados públicos e ilustración para la población en general.