NOTA BENE

¿Por qué nos llamas idiotas?

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Generación Idiota, una crítica al adolescentrismo, es el nuevo libro del politólogo y autor argentino Agustín Laje. Él se vale de la controversia que genera el título de su libro, y muchos de sus comentarios, para comunicar sus ideas. Lo siguen miles de personas: 676.6 mil en Twitter, 530 mil en Facebook, 449.8 mil en TikTok y 1.69 millones de suscriptores en YouTube.

Ayer presentamos en Guatemala sus dos libros nuevos, La batalla cultural: Reflexiones críticas para una Nueva Derecha (2022) y Generación Idiota (2023), en un evento auspiciado por la Asociación de Amigos del País, la editorial de la Universidad Francisco Marroquín y el Instituto Fe y Libertad.

La misión de Laje es zangolotear a las personas que creen en la libertad para que se enfoquen en asuntos culturales. Laje describe lo que ocurre cuando abandonamos las artes, la literatura, el cine, el periodismo y la educación a pensadores de izquierdas, seguidores de la escuela de Frankfurt y Antonio Gramsci. En su momento, tachamos de loco al psicoanalista francés Jacques Lacan (1901-1981), pues jamás pensamos que la sociedad completa brincaría dentro del hoyo en el que cayó Alicia para viajar al país de las maravillas, gobernada por la máquina del sinsentido. Nos está costando caro el menosprecio de la agenda cultural que hoy cautiva a los jóvenes y no tan jóvenes.

La tesis de Laje es que nuestra sociedad ha adquirido características adolescéntricas. Los ancianos, los adultos y los jóvenes nos comportamos como adolescentes. Los griegos usaban la palabra idiota para describir a quienes descuidan la cosa pública y se centran en asuntos privados. El consumismo, el hedonismo, el relativismo, el cortoplacismo, el egocentrismo y la apatía son algunas de las actitudes evidentes en los idiotas contemporáneos. Sin importar nuestra edad, dejamos que nos manipulen las emociones, los referentes de la farándula y los likes en las redes sociales. “La generación idiota es una transgeneración degenerada”, sentencia Laje. Se destronó a la sabiduría, la madurez, la prudencia y la responsabilidad típicamente asociadas con la adultez.

' Para Agustín Laje la sociedad es adolescéntrica.

Carrol Rios de Rodríguez

La intención es borrar lo aprendido históricamente sobre la coexistencia pacífica y civilizada. Se pretende hacer una tabula rasa y crear a nuevo hombre, una especie de “übermensch”, según la filosofía de Friedrich Nietzsche. No necesariamente un humano moralmente superior o maduro, sino alguien limitado a lo terrenal, que se declara el centro del universo. Alguien que demerita lo sobrenatural, se rebela contra la verdad y desprecia el razonamiento lógico o la evidencia empírica. “Decir que 2 + 2 = 4 lo vuelve a uno cincofóbico”, sentencia Laje.

Laje afirma que un efecto negativo de la tecnología es que hoy manejamos dos vidas, la real y la digital, y muchas personas pasan más horas adentradas en su existencia virtual. En el ciberespacio podemos falsear nuestra realidad y ocultar nuestras miserias. Nos hacemos ver más atractivos, nos desplazamos a cualquier lugar, y parecemos ser plenamente felices. El poder de diseñar nuestra vida virtual de forma casi inmediata nos convierte en pequeños “tiranos”.

Si entiendo correctamente a Laje, una salida a tanta “idiotez” es reconstruir, o proteger, el núcleo familiar. En el seno de una familia unida por vínculos de amor sincero (y no por un mero utilitarismo), en donde padre y madre juegan su papel de primeros educadores y preparan a sus hijos para ser responsables y libres, las personas ya no sólo contemplan el ombligo propio. Pueden aprender a convivir y encontrar sentido en el servicio al ser amado. Reconquistar la familia puede ayudarnos a reconectar con la razón, la verdad, el amor y la libertad bien entendida.

ESCRITO POR:

Carroll Ríos de Rodríguez

Miembro del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES). Presidente del Instituto Fe y Libertad (IFYL). Catedrática de la Universidad Francisco Marroquín (UFM).