Las agencias noticiosas se sorprendieron por el triunfo del argentino Javier Milei, candidato presidencial por La Libertad Avanza. Con más de 30% de los votos en las elecciones PASO (Primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) del 13 de agosto, Milei aventajó a Patricia Bullrich, de la coalición macrista Juntos por el Cambio, que obtuvo 28% de los votos. El gran perdedor fue el oficialismo, que postuló como candidato al actual ministro de economía, Sergio Massa (Unión por la Patria, 27%). Próximamente, los candidatos se enfrentarán en la primera vuelta presidencial el 22 de octubre y, si hiciera falta, en una segunda vuelta el 19 de noviembre.

Pocos días antes, asesinaron burdamente al periodista y candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio (Movimiento Construye). Un declarado enemigo del narcotráfico corruptor, Villavicencio se consideraba a sí mismo de izquierda. No obstante, se enemistó con el expresidente socialista Rafael Correa porque su investigación de una red de sobornos fue la que llevó a la condena a ocho años de prisión (en ausencia) para Correa.

Su violenta muerte nos llenó de ansiedad por América Latina. Por un lado, nos recordó los efectos nocivos del tráfico de drogas. Por otro lado, crea otra crisis para el gobierno de Movimiento Creo y quizás empuje a Ecuador de vuelta al bloque socialista que ya absorbió Brasil, con la inauguración del excarcelado Lula da Silva, pasando por Chile, Colombia y Perú. ¿Cómo podemos contrarrestar el incomprensible atractivo de discursos reñidos con la libertad, portadores de mayores niveles de pobreza?

Y en eso, triunfa Milei. ¡Sí se puede postular un candidato pro-libertad y vencer en las urnas con un discurso distinto! Milei ganó en 16 de 23 provincias. Parece que votaron por él tanto los jóvenes como los sectores pobres golpeados por el socialismo.

Con su melena despeinada y sus exabruptos políticamente incorrectos, Milei es un personaje. Él cuenta que decidió estudiar economía para poder entender el fenómeno de la hiperinflación que tanto afectó la economía argentina. Antes de ser diputado, se desempeñó como economista, catedrático universitario y luego columnista y comentarista en la televisión. Tiene 538 mil seguidores en Facebook, 818 mil en Twitter y 1.3 millones en Tik Tok.

Entre sus propuestas de gobierno figuran el cierre del banco central, un innovador seguro para el desempleo, la desregulación y simplificación administrativa, la reducción de impuestos (que califica como una “rémora de la esclavitud”) y la eliminación de algunos subsidios. No cree que el Gobierno deba administrar empresas como Aerolíneas Argentina. Reducirá el número de ministerios a ocho, e implementará los bonos escolares para mejorar la calidad de la educación. Está en contra del aborto.

Quizás el éxito de Milei ha sido perfilarse como una figura enemiga de lo establecido: la vieja política es llevada por una “casta” que califica de “chorra y parasitaria”. Es decir, ladrona y dependiente del sector productivo. El socialismo de buenos modales (la oposición macrista) no combate el socialismo de malos modales (kirscherismo), subraya Milei, porque también proponen soluciones estatistas. Solamente alguien como él, que viene de fuera y con ganas de pasar una “motosierra” por el gasto público, puede hacer una diferencia real. Esperemos que en la hora de la verdad, cuando sea presidente Milei, logre maniobrar la burocracia gubernamental para avanzar con sus reformas liberales.

Ninguno de los candidatos que participó en las elecciones generales en Guatemala se comprometió al cien por ciento con la libertad. ¿Emergerá un Milei chapín para competir en la elección 2027?