Dedico este artículo a una gran mujer. Se trata de Tz´ules Sunún, una “Ajqu’ij” o guía espiritual de las enseñanzas ancestrales de los “hombres y mujeres de maíz”. La conocí un tiempo atrás haciendo fuegos sagrados y ceremonias de cacao.

Tz´ules ha entregado su vida a servir a los demás. Empezó ayudando a una comunidad en Tecpán, y entre ellos a niños con cáncer y proyectos con señoras tejedoras. Veló por ellos de distintas formas. Con las señoras consiguió que sus productos fuesen vendidos en Estados Unidos. Y no fue todo, su amor por los animales la hizo acoger a 90 perritos de la calle para protegerles, con la esperanza de que fuesen adoptados por personas amables y caritativas. Hoy conserva a 11 de ellos, brindándoles ternura y protección.

Tz´ules vive en una dimensión diferente a la mayor parte de nosotros. Su nivel de consciencia es superior. Lo digo así porque su entrega es a manos llenas y quizás todos debiéramos tomar ejemplo. Podríamos decir que su hobby es ofrecer una mejor calidad de vida a los demás y por eso ha conocido a mucha gente hermosa que cree en sus proyectos. Saben que cuando Tz´ules dice algo, cumple su palabra cueste lo que cueste.

Es así como en abril Tz´ules arrancó con un comedor en Antigua Guatemala, proyecto que llamamos “Súmate Antigua”, y que fue creciendo cuando otras personas caritativas se fueron uniendo. Al principio de la pandemia del covid-19 Tz´ules empezó dando 60 almuerzos diarios, y ahora ha llegado a 675 almuerzos repartidos en cinco comunidades: Santa María de Jesús, San Pedro las Huertas, San Cristóbal el Bajo, San Cristóbal el Alto, Vista Hermosa Jocotenango y La Pólvora, en el mercado de Antigua. Tan solo en su propio pueblo se reparten 35 almuerzos. Sin embargo, la tarea que se ha echado en los hombros sigue siendo cuesta arriba para Tzules, ya que, por la situación económica que todos están pasando, no ha podido reunir todas las donaciones que quisiera para cubrir los almuerzos.

Ella y sus colaboradores preparan los deliciosos y nutritivos almuerzos por tan solo Q1, junto a bolsas de vegetales. No les cobran ni a los bomberos ni a los asilos de ancianos, y ella vela por los lustradores, heladeros e indigentes, y por aquellos que cargan bultos en el mercado. Tz´ules no se olvida ni de las madres solteras ni de las personas abandonadas, que muchas veces son de la tercera edad. Después de picar verdura, cocinar y lavar ollas y platos, la faena que sigue es la más importante: repartir. Con la ayuda de muchos buenos samaritanos, salen Uber con cientos de almuerzos cada mediodía.

Su misión es hacer el bien, dice Tz’ules, y menciona que su objetivo primordial es “honrar la energía divina de compartir y que otros también lo hagan para sus comunidades”. El 10 de agosto cumplirá dos meses de “Súmate Antigua”. Cocinar para paliar el hambre es la forma que ha adoptado Tz´ules para ponerse al servicio de los demás. A la fecha llevan servidos 15 mil 500 platos, pero cada día necesita de seis a 12 voluntarios más, y de cocinas disponibles, una tarea titánica.

“Sumate Antigua” parece que va para largo, pues la pandemia aún no termina. Si el objetivo de Tz´ules es llevar un plato de comida cada día a las personas que muchas veces ondean sus banderas blancas en las esquinas de Antigua, ¿qué esperamos para ayudarla?

Si mis amigos lectores desean apoyar a Tz´ules, háganlo a través de Instagram o de Facebook como “Sumate Antigua”, y en Twitter la encuentran como @Tzulescolibri o pueden llamarla al teléfono 52064590, o donarle por Paypal a través de leslitzunun@gmail.com.

Pareciera que la pandemia puede llegar a sacar lo mejor de nosotros. ¿Le apostaremos a “Súmate a Antigua”?