Me dicen “la viajera” por los viajes que realizo para ir grabando mis programas de televisión. Pero con la pandemia —para quienes somos viajeros empedernidos— viajar ha resultado ser un verdadero obstáculo y por lo tanto, nos ha paralizado. Esto también es pertinente a los visitadores médicos o viajeros de negocios al interior, incluyendo recién casados que quieren irse de luna de miel.

La pandemia ha truncado convenciones y congresos internacionales o mundiales. Ahora todo es cuesta arriba, pero hay diferentes protocolos que podemos utilizar si queremos seguir con nuestros viajes. Primero, es imperante que si viajamos por avión no nos quitemos la mascarilla durante todo el viaje. Segundo, si el viaje es muy largo, debemos cambiarnos mascarilla cada dos horas. Tercero, debemos llevar puestos anteojos o googles. Cuarto, si tocamos algo, debemos ponernos gel o alcohol de inmediato. Quinto, dentro del aeropuerto debemos mantener el distanciamiento social y lavarnos las manos seguido.

Cada línea aérea tiene contratada a una empresa en EE. UU. para desinfectar los aviones. Algunas están con Mayo Clinic, otras con Lysol, y otras con Clorox. Todos los aviones a nivel mundial tienen filtros especiales llamados “EPA”. Estos filtros son los mismos que se utilizan en los hospitales en EE.UU para las salas de operaciones. Constantemente jalan el aire para afuera del avión cada dos minutos durante el vuelo y son efectivos en un 99.7%. Desinfectan los asientos y todo dentro del avión, lo que hace que sea tremendamente seguro. La desinfección es con pulverizadores electrostáticos por lo que los aviones son realmente seguros.

Si viajar es lo que deseamos, la gran noticia es que ya fue aprobada la primera vacuna proveniente de Bélgica en conjunción con Pfizer-Biontech y el primer país en utilizarla será Gran Bretaña la semana entrante. Antes de vacunarnos, cerciorémonos sobre qué vacuna nos conviene y quien la fabrica. El dilema es si debemos dejarnos vacunar o no pues las teorías de conspiración advierten que vacunarse es ir directo a la muerte. Si Ud. cree en esa teoría, no se vacune, pero si la considera falsa, corra el riesgo. Lo que sí debemos velar es que la vacuna provenga de fuentes médicas de trayectoria y mundialmente reconocidas.

Por su lado, China se prepara con su propia vacuna y muchos países la esperan impacientemente. Sin lugar a dudas, China llegará a distribuirla a nivel global pues desea mejorar su imagen deteriorada por el pobre manejo que tuvo durante sus inicios de contagio. La distribución de su vacuna servirá para resarcirse con el resto del mundo y enmendar en cierta forma el caos mundial ocasionado. Sin embargo, todo depende que dicha vacuna sea aprobada pues aún se esperan los resultados.

Sea cual fuere la vacuna que elijamos, el detalle será cómo transportarlas ya que requerirán de temperaturas adecuadas de menos -75 grados Celsius dentro del avión. Los aviones se convertirán en verdaderos congeladores y muchas líneas aéreas de transporte de carga ya se preparan para realizar las adaptaciones. Una vez aterrizado el avión que las transporta, deberán colocarse las vacunas en contenedores especiales sin demora alguna, con temperaturas de casi congelamiento. La incógnita es, cuándo llegará a nuestros países latinoamericanos.

Sin embargo, gracias a la vacuna, pronto volveremos a nuestras rutinas y seguiremos adelante con nuestras vidas. Pero cuando eso suceda, la población del planeta habrá disminuido considerablemente. Y me pregunto, qué habremos aprendido de la pandemia. ¿Estaremos listos para ser menos egoístas, y más benevolentes y tolerantes? ¿Apreciaremos ahora más la libertad, el darnos un abrazo, y un beso, y el ser agradecidos con la naturaleza?