No obstante el show mediático, manifestaciones multitudinarias y denuncias en las redes sociales de ilícitos; tristemente puedo afirmar que la corrupción en el sistema sigue intacta. Hicieron la pantomima de mandar a los mandatarios a prisión. Y ahora vemos un reality show de tercera, ver la romería entre hospitales de la señora Baldetti, para evadir la cárcel, y al general mandando en su cuartel. Así como otras capturas que hicieron pensar por un momento a la población que se estaba haciendo justicia, pero la realidad es otra. Aquí no pasa nada. ¿Quién le advirtió a Gustavo sobre su aprehensión? Empecemos entonces por depurar al Ministerio Publico y la Cicig.

Este país ni siquiera llega a tercermundista, más bien parece “circomundista”; le dan poco de espectáculo a la incauta población para justificar sus jugosos sueldos y listo. Y aquí no se trata solo de depurar al Ejecutivo, sino de limpiar los demás poderes del Estado.

Ya no se sabe quiénes son los “buenos” y quiénes los lobos disfrazados con piel de oveja. Andan libres y campantes personas con serios señalamientos de corrupción gubernamental y tráfico de influencias, pero ellos saben que son intocables, nadie los tocará y continúan haciendo de las suyas y destruyendo a nuestro país, sin que la población logre entender realmente cómo se mueven estas fuerzas ocultas y maléficas dentro del Estado. Y no son únicamente los políticos, sino periodistas, empresarios, profesionales y académicos.

Es importante luchar porque esta vez la justicia no vaya a ser ultrajada, porque seriamos el hazmerreír del mundo y entonces la ONU y su experimento llamado Cicig sería un fiasco, por lo que más vale que hagan que funcione. Que no le extrañe que así como dejaron libre al alcalde Medrano, también en algunos meses y después del show mediático de rigor, ver a Baldetti y Pérez muy tranquilos paseando por Europa, gozando los dos de los cientos de miles de millones de los que se apropiaron; es grotesco para la población que nos digan que son únicamente cinco millones lo robado, cuando vemos los hospitales y escuelas en ruinas.

Por otro lado, tenemos un Congreso que expresó abiertamente su infernal deseo de seguir en transes, indiferencia y corrupción. Tuvieron la oportunidad de corregir los vicios del nefasto presupuesto; sin embargo, dejaron abiertas todas las opciones para que los delincuentes siguieran robando. Y en cuanto a las prioridades quedó siempre de manera miserable la inversión en salud, educación, seguridad y justicia. Ellos serán los responsables de lo que pueda pasar el año entrante, son personas inmorales a quienes les importa un comino el bienestar de los ciudadanos. Ahora la población debe exigir la renuncia de todos y cada uno de ellos —como en abril exigió la de los mandatarios—.

Mientras tanto, debe presionárseles para que trabajen y respondan a los intereses del pueblo, no a agendas ocultas. Debemos entender que la participación de la ciudadanía no es únicamente manifestar unos meses y ya, sino pensar, ver más allá y mantenerse vigilando, porque esta es una tarea que nunca termina.