Nueva York, septiembre 25, 2018.

Señor presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, señores delegados de los 193 Estados miembros, el pueblo de Guatemala les comunica que aquellos que hoy ocupan la mesa asignada a la delegación de Guatemala  no nos representan. Quien ocupa el sitial de honor, Jimmy Morales, ha pervertido su mandato constitucional y ha hecho oídos sordos a nuestro clamor por justicia, paz y desarrollo.

Morales, cuyo partido político solo puede definirse como una organización criminal, junto a una pandilla de vividores de la impunidad y la corrupción —empresarios, políticos, fundamentalistas religiosos, militares y narcotraficantes— ha hecho retroceder al país a los años ochenta, época de indefensión, incertidumbre y confrontación. Por ejemplo, 56 niñas quemadas en un centro de la administración pública encargado de cuidarlas. De ellas, 41 murieron, mientras las demás vivirán marcadas por la negligencia y el abuso de poder. Asimismo, este año se registran 21 asesinatos de defensores de derechos humanos, mientras muchas comunidades están siendo amenazadas con violencia y artificios legales por empresarios que, contra el derecho al desarrollo, imponen la explotación de recursos naturales.

Durante la administración Morales se registran menos estudiantes en las escuelas y muchísimo más dinero asignado al ejército; menos protección social, menos empleos y más hambre; la ingobernabilidad va en aumento al tiempo que, con soldados y narrativas falsas en el monopolio de televisión nacional, se intenta minimizar las marchas ciudadanas.

No les extrañe que miles de nosotros caminemos ahora mismo a la frontera con México. Nuestra única alternativa es llegar acá: padeceremos hambre, frío, malos tratos y hasta la muerte, incluso en manos de autoridades, con tal de una oportunidad. Asumir estos riesgos revela cuán desesperados estamos.

Delegados, esos que ustedes observan con el nombre de nuestro país enfrente, están destruyendo los avances democráticos que aunque exiguos nos han costado tanto. Morales y su canciller, Jovel, han intentado por todos los medios, legales e ilegales, desarticular a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig). Morales, Jovel y su camarilla han cometido ilícitos que desean mantener bajo la alfombra de la impunidad. Tienen miedo, pues la justicia los está alcanzando.

Morales hablará ahora. Su voz representa el pensar de aquellos que se han hecho millonarios prostituyendo la administración pública. Les rogamos no crean ni una sola palabra de lo que diga, aunque le aplaudan las delegaciones de Honduras, Nicaragua e Israel —cómo se cuidan los lobos de la misma camada—. Más importante aún, les pedimos que condenen a Morales por sus innobles actos.

Los guatemaltecos queremos políticos que sean artesanos de la democracia, y nos empeñaremos por ese enorme cambio. La gente honesta es infinitamente más que la industriosa gremial de corruptos y no desfallecerá hasta que estos sean juzgados por sus actos.

Amigos de las Naciones Unidas, pueblos del mundo, queremos construir el postergado rompecabezas que compone un Estado para la democracia y el desarrollo: cumplir la Agenda 2030 significa para nosotros garantizar a todos, todos sus derechos; modernizar la economía para generar más empleo, bienestar e igualdad; transformar la política fiscal para que la responsabilidad individual esté en sintonía con los retos colectivos. No queremos ser una carga para el mundo, queremos ser un ejemplo. No nos dejen solos en esta noche oscura que es Morales y sus huestes.

Muchas gracias.

jmenkos@gmail.com