Editorial

Escuelas de la falacia y el oportunismo

Los inmuebles escolares inconclusos y a todas luces mediocres son la “insignia” de quienes estuvieron a cargo del negocio.

Una de las costumbres más nefastas adquiridas por gobiernos de todo el continente, y de las cuales Guatemala no escapa, es la de utilizar el término “inaugurar” con un sentido engañoso. Antes se inauguraba solo una obra finalizada, pero por afanes propagandísticos inescrupulosos comenzó a calar la infausta maña de “inaugurar” trabajos y promocionar “supervisiones” de proyectos. Lo perverso es que así han proliferado edificaciones que se dejan a medias, que tardan eternidades en ser terminadas y cuya calidad resulta deficiente a pesar de tanta “supervisión” proclamada.


Así pasó, por ejemplo, con el gran monumento a la corrupción y la mediocridad, el libramiento de Chimaltenango, el cual, a pesar de sus notorios fallos y constantes derrumbes, sigue sin imponer una sentencia ejemplar a los responsables. Ahí sí se toma su tiempo el Ministerio Público (MP) y también las judicaturas. Ojalá no ocurra lo mismo con la denuncia del posible amaño en la adjudicación de 14 de las llamadas escuelas Bicentenario. Dicho proyecto del mandato de Alejandro Giammattei se lanzó en la coyuntura cabalística de los 200 años de Independencia. Se ofreció como infraestructura novedosa y, dado el número de edificios, se vendía como una obra insignia.


Tres años y Q319 millones después persisten los retrasos, las deficiencias y hasta el acelerado deterioro de las tres únicas escuelas casi concluidas. De las otras 11 solo hay movimientos de tierra, “inauguraciones” de trabajos y “supervisiones” que tenían, desde luego, un tinte de publicidad electoral para el anterior partido oficialista en su intento, fracasado, de lograr una reelección. En ese sentido, los inmuebles escolares inconclusos y a todas luces mediocres son la “insignia” de quienes estuvieron a cargo del negocio.


La ministra de Comunicaciones y el comisionado presidencial contra la Corrupción fueron enfáticos en señalar lo absurdo de adjudicar 14 proyectos a un solo proveedor; pero además de eso, algunos de ellos están ubicados en áreas con insuficiente demanda de estudiantes, quizá porque no eran ellos los que importaban sino los réditos políticos para ciertos diputados distritales. En todo caso, si lo que se pretendía era emular el proyecto de las legendarias Escuelas Tipo Federación, son evidentes las limitaciones de diseño, mobiliario, concepto pedagógico y recursos tecnológicos. El plantel de Escuintla fue “entregado” en febrero del 2022, pero no comenzó a funcionar sino hasta el 2023, lo cual hizo aflorar defectos de construcción y diseño.


Esta denuncia se suma a la presentada días atrás por el contrato de vacunas rusas y a la fecha no existe un posicionamiento del MP acerca de la atención que se prestará a estos indicios. En todo caso, ante la opinión pública se trata de situaciones ineludibles que exigen una pesquisa eficiente, como las emprendidas en otros casos de índole político electoral.


Para el actual gobierno también resulta necesario dar a conocer a la brevedad posible los mecanismos que se ponen en marcha para poder edificar nuevos planteles. La ministra De La Vega fue clara al decir que el contrato de 11 escuelas sería rescindido para buscar nuevos proveedores y también un nuevo diseño, acorde a las realidades climáticas y las necesidades de enseñanza. Existen, de hecho, modelos funcionales de planteles en el sector privado que podrían tomarse como referencia. Asimismo, aportes como el de la Escuela Adentro, impulsada por Ricardo Arjona, cuyo diseño promueve la interacción y fusiona la actividad física y artística, y además incluye un ingenioso cono invertido que propicia la ventilación natural debido a que se ubica en un área muy calurosa.

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