Editorial

Gobernaciones: elegir entre abejas o moscas

Sin ninguna duda se puede afirmar que existen en el país perfiles idóneos para representar al Ejecutivo en los 22 departamentos.

En muchos cursos de superación personal, integración de equipos, liderazgo y definición de objetivos suele figurar una metáfora que desafía a los participantes a definir su papel en la organización y en la vida misma: es la comparación simbólica entre moscas y abejas. “Moscas” son aquellas personas que pueden estar en el mejor lugar, el mejor trabajo, con objetivos claros y buenos colaboradores, pero siempre se fijarán en la hez y la fetidez, además de llevar adheridos en las patas los rastros de inmundicia donde han estado.  Por el contrario, las abejas son expertas en buscar las flores y extraer de ellas la miel. Trabajan en armonía y en las patas llevan, de ganancia adicional, el polen que fecunda cultivos.

Quizá se trata solo de una imagen abstracta, de un ejemplo figurado, pero tanto en las empresas como en las organizaciones y también a nivel de gobiernos, lo que cuenta son los resultados. ¿Se logró el objetivo trazado o no?  ¿Trabaja con probidad o no? ¿Es las persona calificada no solo por sus títulos sino también por su trayectoria y antecedentes? Estas preguntas coinciden con  el proceso de propuesta y criba que  se efectúa en la actualidad para designar a los gobernadores departamentales de Guatemala.

Sin ninguna duda se puede afirmar que existen en el país  perfiles idóneos para representar al Ejecutivo en los 22 departamentos y coordinar procesos de inversión, ejecución de proyectos y atención de necesidades que sobrepasan el fuero edil. Hay hombres y mujeres, profesionales, empresarios, líderes comunitarios y, sobre todo, guatemaltecos visionarios que buscan y merecen la oportunidad de servir a su terruño. Pero también hay un mosquerío que arrastra ambiciones recurrentes, sucias prácticas clientelares, conflictos de interés y un pestilente rastro de oscuras fidelidades.

Esta semana debe concluir el proceso de selección   e integración de  ternas de aspirantes, convocado por   el presidente Bernardo Arévalo para nombrar gobernadores departamentales. Se encomendó a los Consejos Departamentales de Desarrollo recibir propuestas, evaluar antecedentes y sopesar objeciones para configurar la propuesta. Si bien no siempre se puede quedar bien  con todo el mundo, existen denuncias de injerencias de diputados distritales, incluidos algunos  integrantes de la lista negra de corruptos sancionados por el Departamento  de Estado de Estados Unidos.

Tales nexos no se deben pasar por alto y el Ejecutivo debe hacer su propia auditoría de perfiles, puesto que de esos nombramientos depende la ejecutoria de importantes planes relacionados con la infraestructura educativa, la estrategia de combate a la desnutrición, el apoyo agrícola y la obra vial de calidad. En algunos departamentos son fuertes  las denuncias de negligencia, contubernio, exclusión politiquera o colusión con contratistas de posibles designados.

La apertura a la propuesta de perfiles es un gesto de inclusión democrática para dar voz a las comunidades. Por infortunio, ello no siempre es un blindaje contra los intentos  de tener incidencia en el destino y manera de gasto. Por ello es importante que el Ejecutivo haga un segundo tamizaje. El artículo 227 de la Constitución no obliga a utilizar las ternas, pues solo estipula que cada gobernador  es “nombrado por el presidente”, que debe reunir “las calidades de un ministro de Estado” y estar domiciliado por al menos cinco años en el departamento para el cual sea nombrado. Este proceso es   una prueba de agua regia para las estrategias anticorrupción  ofrecidas en campaña por el presidente Arévalo.

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