EDITORIAL

Mes de sueños

Arranca el último mes del último año de la segunda década de este siglo: temporada de luz, época de unión y esperanza, momento de memoria y encuentro, fechas de familia y amigos, semanas de intensa actividad económica que trae oportunidades para el comercio, la industria y el emprendedurismo a todo nivel. Las calles se llenan de ventas formales e informales, que en el fondo comparten el afán por prestar un buen servicio u ofrecer productos de uso y consumo para lograr una buena ganancia que servirá para los gastos de enero próximo.

Guatemala vive cada diciembre algunas de las más entrañables tradiciones que se fundamentan, sobre todo, en la esperanza del Adviento cristiano, con fiestas marianas intercaladas como la Inmaculada Concepción, la virgen de Guadalupe y Nuestra Señora de la Expectación o de la “O”. Devoción y alegría van de la mano, cohetillos y canciones se yuxtaponen, sonrisas y reencuentros se comparten en el que muchos consideran el mes más hermoso del año.

Más allá de cualquier consejo acerca de prudencia en los gastos, es válido reconocer que la masa de efectivo circulante, la competencia de ofertas y la demanda de todo tipo de mercancías se integran en un círculo de posibilidades que genera empleos, proporciona ingresos a las familias y dinamiza la productividad desde los mercados cantonales hasta los centros comerciales.

El ingenio de los guatemaltecos salta a la vista a través de las artesanías navideñas, las presentaciones artísticas, la construcción de nacimientos y la gastronomía propia del cierre de año. Así también es notorio el afán por iluminar áreas estratégicas de la ciudad con una primordial finalidad mercadotécnica pero que a la vez insufla ánimos positivos y crea una atmósfera armoniosa.

Precisamente, la sensibilidad solidaria se acrecienta a través de múltiples iniciativas de ayuda a personas necesitadas, ya sea como acciones individuales, grupales e incluso institucionales, algunas de las cuales se verán reflejadas en la ya tradicional secuencia 21 días de dar felicidad, que Prensa Libre comenzará a publicar esta semana, con el objetivo de exaltar valores positivos y alentar la actitud de servicio, porque al fin y al cabo, como reza un viejo dicho: “nadie es tan rico que no necesite de alguien ni nadie es tan pobre que no pueda ayudar a los demás”.

Quizá sea en este aspecto de empatía que radique la mayor riqueza decembrina: se rompen rutinas, se generan armonías colectivas y se experimenta la nostalgia de años anteriores en que quizá se contaba con la compañía de seres queridos, amigos o compañeros de trabajo que tal vez ya no están físicamente pero viven en el corazón y en el legado ejemplar.

Quizá es tiempo de emprender cambios de vida, lanzarse a cumplir nuevos planes o a concretar anhelados proyectos siempre con la mirada puesta en construir un país más digno para las futuras generaciones. Quizá es momento de poner en práctica valores como la cortesía, la diligencia, la humildad y también el perdón para dejar atrás cualquier discordia y finalizar el año con nuevos horizontes. Es el momento justo para cerrar un ciclo y evolucionar hacia algo más.

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