EDITORIAL

Triunfo inspirador

Como si se tratara de una misteriosa paradoja, en el país donde la voz de miles resulta ignorada por los propios gobernantes, en la tierra en donde tantos niños no tienen voz para reclamar por la desnutrición aguda que los aqueja, en la nación en donde el presupuesto estatal para las artes es misérrimo comparado con la enorme cantidad de talentos emergentes, una sola y valiosa voz se abrió paso a base de esfuerzo y perseverancia para poner a Guatemala en la cima del canto operático: la soprano guatemalteca Adriana González se alzó el viernes 26 con el primer lugar del certamen mundial Operalia, organizado por el legendario tenor español Plácido Domingo y cuya edición 2019 tuvo lugar en República Checa.

La brillante participación de González la condujo hasta el primer lugar de esta exigente competición, creada en 1993 para abrir oportunidades para jóvenes talentos del bel canto comprendidos entre los 18 y 30 años de edad, lo cual la coloca ya en un selecto grupo de artistas a escala mundial y que comparte con el también guatemalteco Mario Chang, tenor que ganó la edición del 2014.

Tan solo para entrar al concurso Operalia se reciben unas mil candidaturas en cada edición, entre las cuales un exigente jurado define a 40 concursantes, con lo cual el solo hecho de figurar en el mismo es ya un mérito. Varias rondas de participación conllevan a sucesivas fases de eliminación, que la compatriota logró superar admirablemente. Se trata de un logro excepcional que debe ser motivo de alegría colectiva, pese a los innegables dramas sociales y decisiones imprudentes de las autoridades en otros campos que comprometen el desarrollo nacional.

En este mismo espacio se ha remarcado anteriormente la imperiosa necesidad de abrir más espacios de formación y profesionalización de artistas en diversas ramas, no solo como una posibilidad laboral, sino como una herramienta para prevenir la violencia y encauzar las energías de tantos niños y jóvenes que hoy por hoy se encuentran bajo el asedio de pandillas y otros grupos delictivos. Existen algunos programas de formación estética en la provincia, que ya han hecho florecer talentos como el de la pequeña pianista Yahaira Tubac.
Ciertamente, el arte no es una solución directa a los problemas nacionales, pero genera capacidades creativas, disciplina personal y procesos de reflexión que sí son la receta para crear mentes más integrales y abiertas, menos propensas a los extremismos o a la violencia.

Cabe mencionar que el 10 de julio último falleció la soprano Bárbara Bickford, quien fue nacida en Canadá, pero que vivió en Guatemala desde la infancia y la consideraba como su patria; pianista, compositora y maestra de decenas de talentos vocales, entre ellos la propia Adriana González, de quien fue la primer maestra de canto lírico. En otras palabras, el encomio también va dirigido con respeto y admiración a todos aquellos maestros musicales de todas las ramas que a diario entregan su experiencia y conocimientos ya sea en el Conservatorio Nacional de Música o en escuelas municipales, que desde ya hacen patria, no con discursos vacíos falsamente patrióticos y altaneros, sino dando sonido y armonía a los talentos del futuro.

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