HAGAMOS LA DIFERENCIA
El “anumerismo” nos afecta
Jhon Allen Paulos, en su libro El hombre anumérico, introduce un nuevo concepto: el Anumerismo, que se define como la incapacidad de comprender conceptos matemáticos aplicados a la vida real. Bernardo Marín, en el diario El País, España, escribió el artículo El “Anumerismo” también es incultura, en el que señala que saber pocas matemáticas nos convierte en ciudadanos más manipulables; sin embargo, el desconocimiento de los números carece del reproche social que provocan otras ignorancias.
El problema en Guatemala es más grave de lo que pensamos, pues en la prueba de Matemáticas efectuada por el Ministerio de Educación en 2015, a 149,652 graduandos de 3,837 establecimientos evaluados, de diversificado a nivel nacional, únicamente el 8.51% de los estudiantes superaron la prueba, dato muy similar a la prueba en 2014. Este problema se traslada a las universidades, donde los estudiantes se frustran cuando aceptan su desconocimiento en este campo.
Personalmente me sentí impotente cuando en el afán de explicar la importancia de los números, en un curso de Estadística Aplicada, en una maestría donde tenemos estudiantes que obligadamente llevaron cursos de Estadística en su licenciatura, una de las alumnas me decía: “Espero no encontrarme con este tipo de cálculos en la vida real”, a lo que respondí: “Téngalo por seguro de que sí se encontrará con ellos, antes de lo que usted podría imaginarse, porque el manejo de datos es parte fundamental de cualquier tipo de administración”. Ella contestó: “Me aseguraré de no encontrármelos o buscaré quién los haga”.
¿En qué hemos fallado? Quizá la respuesta está en que no hemos enseñado “los números en la práctica”, sino que únicamente “en la teoría”. En abril 2015 causó furor en las redes sociales el artículo escrito en Universia.com, titulado “Finlandia plantea eliminar materias como Matemáticas e Historia”. Gran número de lectores con aversión a los números se congraciaron con el título, pues Finlandia ha ocupado el primer puesto en Educación, según el informe PISA, que publica anualmente un ranquin escolar y es un ejemplo a seguir. Lo que pocos leyeron y analizaron es que se plantea eliminar “las materias” como Matemáticas, Historia y Literatura para pasar a integrarlas en “temas”, que presupone un conocimiento básico en los grados inferiores al bachillerato sobre estos conocimientos para aplicarlos como temas en las carreras superiores. Lo novedoso es que Finlandia quiere prescindir de estas materias para pasar a enfocar la educación a temas concretos que involucren a las materias, pero en un contexto más práctico. Están buscando educar a los niños para el futuro y que puedan adaptarse de manera fácil a las nuevas tecnologías y utilizarlas en actividades productivas cotidianas, en lugar de usarlas para el ocio, como ha ocurrido en nuestro país.
Si continuamos evadiendo los números, nuestros puentes continuarán colapsando, nuestros datos económicos serán poco confiables, seguiremos sin un censo que nos permita hacer eficiente planificación, seremos deslumbrados por índices publicados tendenciosamente, compraremos compulsivamente por publicidad engañosa. Pero lo más importante, seremos ciudadanos manipulables y vulnerables; y lo más grave, como profesores insistiremos en enseñar una matemática que nadie “entiende”, mucho menos “aplica” para sentirnos más importantes. Debemos enseñar una matemática que permita comprender y mejorar la vida real.