DE MIS NOTAS

El Correo, por ejemplo…

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Si el caos de la cosa pública guatemalteca tuviese ADN reflejaría en su arquitectura cromosómica los genes del Estado cuasi fallido, anárquico, desordenado, corrupto, vulnerable. Rebelde a las jerarquías del orden, mercenarios y proclives a los incentivos perversos. Un caos, que más que caos, deviene de una simbiosis con la ingobernabilidad, para reproducir su matriz genética chueca en todo el Estado.

El Correo, por ejemplo…. Decenas de miles de bultos llenos de correspondencia amontonados en la inmovilidad de la oficina oficial postal difunta en plena época navideña. Los titulares de Prensa Libre: “Aislados ante el mundo. Los países suspenden envíos de correo a Guatemala”.

Los reclamos internacionales levantaron la alarma. “Guatemala no tiene correo. Lo han cerrado porque colapsó. Vaya usted a saber qué pasa en ese paisito tercermundista…” En el ínterin, un ministro declara a Prensa Libre recientemente que el sistema informático sería una donación de la Unión Postal Universal, pero que “hay procesos pendientes que han impedido con el ofrecimiento…” —por cierto, una donación que no llega a los $40 mil dólares—. Patético…

El Correo es un síntoma. Se replica en el sistema penitenciario, con su eterna problemática: amontonamiento, motines, fugas, drogas, asesinatos, centro de extorsiones. Hasta hace poco no sabían a ciencia cierta la identidad de todos los reos. Hay propuestas de ley enterradas en el cementerio del Congreso desde hace décadas. Los únicos esfuerzos que se han hecho en el SNP es la persecución contra Sperinsen y Vielmann…

El Correo es un indicio. La misma atrofia se reproduce en el sistema nacional de salud. Médicos ganando menos que secretarias; quirófanos sin material quirúrgico; pacientes sin medicamentos; robos de mafias internas y sindicalistas. Solo en el 2014 se gastaron en viáticos Q55.9 millones para los dos mil 56 empleados que se “dedican exclusivamente a las funciones sindicales”. /elPeriódico 23/02/15,p 8

El Correo es una señal… de la atrofia de la administración pública enquistada también en el Ministerio de Educación, por el cual pasan cíclicamente buenos y malos ministros sin poder solucionar el problema de fondo: un círculo vicioso entre demanda insatisfecha, falta de recursos, calidad educativa y administración eficiente. Las evaluaciones en Lectura y Matemática del 2015 arrojan un pobre 26 por ciento. Malos maestros, mala enseñanza. ¿Por qué no hacer una evaluación general. El que no pase con 60 por ciento, afuera. Es que no lo permiten los “jodieles” y asociados.

Y sin embargo, la educación es el mejor negocio para Guatemala. Datos de Unicef: por cada US$1 invertido en educación preescolar, la sociedad recibe US$7,16. Cada año de educación escolar representa un incremento salarial del 6%.

El ADN chueco de Correos, del sistema penitenciario, del sistema de salud, del sistema educativo, está clonado también en el sistema de justicia. ¿Quién no quiere deshacerse de las mafias enquistadas en el Estado? Bravo, Cicig, ¡hágalo! Pero deje de promover agenda política, leyes y sistemas de justicia que no son de su competencia. Mande a la cárcel a los mafiosos que siguen esquilmando al Estado, ¡hágalo! Pero no cabildeé reformas constitucionales que nada tienen que ver con su mandato. ¡Hay tanta necesidad de justicia! En el departamento de Guatemala, por cada cien mil habitantes existen cinco órganos jurisdiccionales. Solo en el 2016 los casos ingresados sumaron 391 mil 290, y el OJ ha calculado que, en promedio, se deben llevar a cabo mil 86 audiencias por día. Solo 10% de los expedientes ingresados llegó al final del proceso.

Hay cientos de ciudadanos a los cuales se les han negado medidas sustitutivas. Algunos han cumplido la condena que les hubiese tocado y siguen en prisión preventiva. Más de 30 militares guardan prisión por supuestos delitos de hace 30 años. En eso gastan recursos, energías, cabildeos.

Ahora van por el pez gordo: Reformas Constitucionales, Consejo Nacional de la Justicia y control del Fiscal General.

El Correo, por ejemplo…

alfredkalt@gmail.com

ESCRITO POR:

Alfred Kaltschmitt

Licenciado en Periodismo, Ph.D. en Investigación Social. Ha sido columnista de Prensa Libre por 28 años. Ha dirigido varios medios radiales y televisivos. Decano fundador de la Universidad Panamericana.

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