SI ME PERMITE

Enfoquémonos en las bondades

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“La bondad es la primera de las virtudes, si de tal puede calificarse, porque constituye la buena disposición del ánimo para atesorarlas todas”, Bottach.

En los días del fin de año es propio que diferentes recuerdos nos envuelvan y diferentes personas lleguen a nuestra mente, y también nos debemos relacionar con ellas por los mismos compromisos que hemos adquirido en la vida. Este es el momento cuando podemos deliberadamente enfocarnos de aquellos que se han enmarcado en lo bondadoso y en lo positivo de la vida, para que podamos de esta manera ser más positivos y también ser de mayor provecho a aquellos que nos rodean.

Nada cuesta recordarnos de aquello que nos ha hecho daño o nos ha dejado recuerdos que no han hecho más que perjudicarnos, y el hecho de recordarlo no nos hace nada bien. Traigamos a la mente la gente que en sus hechos y actitudes han invertido positivamente en nosotros y si es posible contactarlos y saludarlos; y si no, por lo menos podemos revivir las experiencias con las que los recordamos y proyectarlo a lo que tenemos cerca de nosotros, para que las bondades que sembraron en nosotros podamos también repetir la vivencia de la bondad.

No es extraño que en nuestro derredor conozcamos mucha gente golpeada y dolida, que no hace más que encerrarse en sí misma para que lo desagradable que ha vivido no se repita y no se agrande; fácil de reconocerlos porque cuando los invitamos nos preguntan quiénes estarán o quiénes no vienen antes de aceptar acompañarnos, por el simple hecho de lo que en una ocasión experimentaron. Pero también vivencias que han favorecido de tal modo que cuando les dice que alguien viene para estar, les brillan los ojos por los recuerdos favorables que dejó cuando estuvo en ocasiones anteriores.

Podemos nosotros deliberadamente acercarnos a ellos para revertir la vivencia y traer un cambio para que ellos puedan ver una claridad en el túnel oscuro que han estado viviendo últimamente y este final de año será sin lugar a dudas un tiempo de cambio, que no se olvidarán por mucho tiempo. El ser humano tiene la capacidad de ser creativo, por lo mismo es bueno que uno use esa cualidad en beneficio del prójimo y de esa manera es una inversión sanadora que puede perdurar el resto de la vida.

Lo anterior solamente es posible cuando con toda nuestra determinación queremos ayudar a otros para que salgan del entorno negativo donde han caído. Eso implica que es razonable olvidarnos de nosotros por un momento, por el simple provecho que podemos generar. Entonces, acompañemos a los nuestros para que salgan del estancamiento y empiecen a hacer un nuevo entorno para que pueda traer la sanidad que se necesita tanto en estos días de estrés y desgaste, logrando así una nueva atmósfera que pueda cambiar no solo el momento presente, sino todo el año a cada uno que nos acompaña y capitalizar el beneficio para el año nuevo que iniciará en breve.

Cada uno de nosotros podemos vernos como agente de cambio, no simplemente para un beneficio directo para nuestra vida, lo cual no es malo, sino todo lo contrario, pero es mucho mejor cuando lo podemos hacer en la vida de aquellos que tenemos próximos a nosotros para que el cambio sea simplemente para ellos y así tener a nuestro propio entorno o círculo gente más feliz y sonriente, con una mentalidad renovada para que la vida que vive sea una vida verdaderamente valiosa.

samuel.berberian@gmail.com

ESCRITO POR:

Samuel Berberián

Doctor en Religiones de la Newport University, California. Fundador del Instituto Federico Crowe. Presidente de Fundación Doulos. Fue decano de la Facultad de Teología de las universidades Mariano Gálvez y Panamericana.