Guatemala está calificada en el último lugar del desarrollo humano, aparte de tantos males mayores, lo cual duele profundamente. La ciudadanía, muy cansada y desconfiada, aplaude los avances demostrados en los últimos meses por las autoridades con el desmantelamiento de peligrosas estructuras criminales de todo calibre, que tanto perjuicio económico y moral han causado y continúan golpeando al país, descubriendo, capturando, consignando a los tribunales y condenando a considerable cantidad de presuntos responsables de corrupción, asesinatos y extorsiones —con mayor índice—, para mencionar pocos delitos de mucho peso. Esta enérgica acción puede permitir a los guatemaltecos seguir avizorando la angustiosa esperanza de cambio, cueste lo que cueste, valga lo que valga, para poder vivir, trabajar y desarrollarse en paz.

Meritorio trabajo investigativo que desarrolla desde hace meses el Ministerio Público, bajo el mando de tan valiente mujer profesional, licenciada Thelma Aldana; la Comisión contra de Impunidad en Guatemala (Cicig), dirigida por el señor Iván Velásquez; el Ministerio de Gobernación con sus cuerpos policíacos, y los jueces, entre ellos el licenciado Miguel Ángel Gálvez, del Tribunal de Mayor Riego, que sin temor alguno cumplen con el debido proceso y dictan severas sentencias. Debe resaltarse también la osada y determinante acusación de muchas víctimas o testigos de condenables hechos delictivos, no obstante el peligro que corren por falta de un plan de protección directa, pues ya son muchos los mártires. Los tres personajes fueron homenajeados por la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), por el Día del Periodista.

Esta arremetida en contra de los antisociales, increíblemente ha incrementado sus repudiables fechorías, posiblemente en abierto desafío y guerra a las autoridades, demostrando además un supuesto poderío. Qué manera de acumular fácil dinero, sin trabajar y lo más ingrato, matar despiadadamente a sus víctimas. Los entes de seguridad deben demostrar también su autoridad, arrojo, valentía, inteligencia, fuerza y poder para contrarrestar tan agudizada acción delictiva, limpiando hasta donde sea posible tan nauseabundo lodo que casi ahoga al pueblo. La seguridad y justicia deben prevalecer siempre para poder alcanzar tan ansiada meta.

El famoso impuesto temporal sugerido por Velásquez, para apuntalar a la justicia, ha originado muchos comentarios favorables y desfavorables, pero consideramos que merece atención por su importancia e inmediata incidencia en este proceso, siempre y cuando no afecte al pueblo castigado con el alto costo de vida. Otras alternativas, el nuevo presupuesto, el mejoramiento de la recaudación, que todos paguen sus impuestos y el aprovechamiento de la elevada millonaria de quetzales que ya no será robada como sucedió durante tantos años, ante la descarada corrupción en perjuicio de la seguridad, salud, educación, trabajo, pobreza, desnutrición y tantas otras urgentes necesidades nacionales.

Por aparte, los gobiernos de España y Alemania han donado aportes económicos para la Cicig. El primero, por Q98 millones 506 mil y el segundo, por Q12.1 millones; sin embargo, el Ministerio Público, el Organismo Judicial y el Ministerio de Gobernación, por sus cuerpos policíacos, urgen de presupuestos adecuados para poder cumplir de la mejor manera con tan arriesgado y delicado trabajo en la búsqueda de óptimos resultados en el marco de la investigación criminal.