Transparencia Internacional define la corrupción como “el abuso del poder para beneficio propio”. De mantenerse las tendencias actuales, tendremos elecciones que darán lugar a nuevos gobernantes que continuarán abusando del poder para su propio beneficio. Los costos de la corrupción aumentarán, especialmente si se combina este abuso del poder con un sistema judicial acosado y sin la voluntad de sancionar a aquellos sindicados de corrupción, aun cuando el MP y la Cicig lleven a cabo investigaciones efectivas. En ese lamentable pero posible escenario conviene identificar los costos de la corrupción para saber lo que nos puede esperar.

La literatura sobre la corrupción demuestra que los hechos que parecen corresponder a rasgos específicos de Guatemala son en realidad parte de un patrón observado en otras sociedades muy corruptas. El debilitamiento de la administración tributaria es parte fundamental de ese patrón: se refleja en la evasión creciente de impuestos y en más exenciones, a veces por la vía de iniciativas impulsadas por grupos poderosos para asegurar que los favorezca. Lo ocurrido en la SAT y con la iniciativa de inversión y empleo van en la misma dirección: reducir la recaudación tributaria en beneficio de ciertos sectores, abusando del poder. Se detuvo la iniciativa de inversión y empleo, poniéndole un freno al abuso del poder, pero en nuestro escenario probable será más difícil frenarla en el futuro. Y con un gobierno de ese tipo la SAT continuará en su triste agonía.

La putrefacción en los ámbitos de las regulaciones, contrataciones y concesiones constituye otro ingrediente del patrón observado en sociedades muy corruptas. El mundo corrupto y del engaño de las contrataciones y concesiones en Guatemala es bien conocido: medicamentos, obras de infraestructura, telecomunicaciones y minería. Nuevas concesiones en otros sectores, como en agua y energía, podrían seguir la misma ruta.

El desvío de recursos públicos hacia proyectos de infraestructura corruptos disminuye los recursos disponibles para el gasto social. También disminuye lo que estos recursos disminuidos compran. En Indonesia, por ejemplo, se reportó que casi una quinta parte del arroz que debía entregarse a familias pobres desapareció. ¿Cuánto será en el caso de las bolsas seguras? Al concretarse el escenario político que ahora aparece como probable, podremos superar a Indonesia. Ya competimos con ciertas regiones de Filipinas, donde la corrupción condujo a reducir la cobertura de programas de inmunización de niños y a postergar la atención de pacientes, y el gasto en educación aumentó pero la matriculación y la calidad de la educación quedaron igual o descendieron.

El impacto de la corrupción sobre la inversión privada también es conocido. Surgen riesgos legales, de reputación y de extorsión, y esfuerzos gerenciales que debieran concentrarse en la actividad empresarial se dirigen a enfrentar o negociar la corrupción. Los empresarios involucrados en La Línea y cuyos nombres no han sido divulgados conocen estos riesgos. Aumentarán en el futuro. Preparémonos.

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