La traza de las ciudades en el nuevo mundo empezó por la Plaza Mayor. De esta partieron las calles hacia los puntos cardinales y ahí se asentaron las autoridades eclesiásticas, reales, ayuntamiento y comercio. Tuvo preeminencia la iglesia que ocupó el lado oriente en recuerdo del primer dios del hombre, el sol.

La Plaza Mayor de La Antigua Guatemala es el lugar de encuentro de su multiculturalidad, reflejo de la única ciudad conservada en nuestro medio con las dificultades que eso conlleva; entre otras su administración, desarrollo y protección a cargo de la Municipalidad y el Consejo Protector, instituciones enfrentadas desde hace ocho años por disputas de poder, cual si se tratara de mundos diferentes y no de una ciudad, de apenas 60,0000 habitantes.

La corporación municipal está en su sexto mes de gestión con apenas el 17% de ejecución presupuestaria, del que un alto porcentaje es pago de salarios. Eso se debe a una ineficiente estructura administrativa a la que se suman discrepancias dentro del Concejo Municipal que impiden a la Alcaldesa ejercer su labor.

Un breve análisis indica que en lo que va del siglo, los diferentes alcaldes lograron hacer su trabajo porque supieron acoplarse a la inercia del sistema encontrado, que mantuvo los derechos adquiridos que el tiempo y la indolencia le dio.

La corrupción ha sido la norma, no porque quienes ocuparon el cargo fueran forajidos, sino porque entendieron que en la brevedad de su mandato sería difícil cambiar las cosas. Fueron seducidos, cayeron en la tentación y algún beneficio obtuvieron, hasta el sonado caso del doctor A. Vivar, quien está preso sometido a juicio por enriquecimiento ilícito.

Con la alcaldesa Susana Asencio la táctica falló, pues se la percibe incorruptible. La administración capturada no ha facilitado la formulación de proyectos propios para ejecutar obra, conocedora que no habrá repartición de dineros como antes. A eso se suma con conocimiento de causa, complicidad o simple oposición, una mayoría de miembros del Concejo Municipal que objeta toda posibilidad de acción.

Así las casas, afortunadamente desde tiempo atrás existen vecinos organizados, interesados en el desarrollo y conservación de su ciudad, dispuestos a apoyar una gestión caracterizada por la honorabilidad, valor que creímos pasado de moda. Entre estos, el Patronato de Catedral, Salvemos Antigua, Consejo Cívico de Vecinos, Antigua Limpia y el Comité de la Plaza Mayor.

Este último, el viernes pasado hizo entrega a la comunidad del remozamiento de ese emblemático espacio público. Las obras fueron de carácter cosmético mediante los que se ordenó la imagen de la Plaza Mayor. Se repararon las bancas, introdujeron luminarias, protegieron los arriates con rejas de hierro; se repararon bordillos y pavimento, pero sobre todo, se hizo un serio y profesional ejercicio de diseño del paisaje, mediante una certera selección de flores y pantas ornamentales que quedarán a su cuidado, al menos durante la presente gestión.

¡Enhorabuena por su iniciativa!

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