A CONTRALUZ

Las cifras de la ignominia

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LOS DATOS QUE ARROJA la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida del 2014 son indignantes porque en el país hay más personas en pobreza y en pobreza extrema que hace ocho años. ¿Por qué, si los dos últimos gobiernos impulsaron programas sociales dirigidos a combatir esa inequidad? Álvaro Colom, de la mano de Sandra Torres, repartió la Bolsa Solidaria, las transferencias condicionadas y sacos de fertilizantes, algo que repitieron Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. El problema es que tales programas han tenido un carácter clientelar porque tras el supuesto interés de mejorar la calidad de vida de los guatemaltecos marginados ha estado el uso abusivo de los recursos del Estado.

SANDRA TORRES PROYECTÓ su figura política durante el gobierno que dirigió su exesposo, por medio de esos programas sociales. Las estructuras de la UNE manejaron a su sabor y antojo esos recursos que no iban a dar a las áreas más empobrecidas del país, sino a aquellos sectores que representaban más votos. De esa manera se comenzó a prostituir una política pública vital que hubiera permitido bajar los índices de pobreza. Pero la debacle vino con Pérez Molina y Baldetti, que pusieron a disposición de gobernadores, alcaldes y estructuras partidarias las Bolsas Seguras, las transferencias condiciones y los fertilizantes para cimentar la presencia del Partido Patriota. Un ejemplo claro fue la forma en que las bolsas con víveres eran distribuidas en sectores clasemedieros de la capital y municipios circunvecinos a cambio de que la gente se afiliara a ese partido.

HOY VEMOS LOS TERRIBLES resultados de ese saqueo de recursos procedentes de nuestros impuestos. La Encovi señala que la pobreza pasó de 51.2% en el 2006 a 59.3% en el 2014, y de esa cantidad, la extrema pobreza subió de 15.3% a 23.4% en el mismo período, o sea 8.1%. Las personas en pobreza extrema son las que apenas tienen US$1.56 (Q11.85) al día para cubrir todas sus necesidades básicas. Es obvio que los programas sociales por sí solos no hubieran solucionado el problema, pero sí hubieran contribuido a evitar que se ensanchara la inequidad. Además del uso clientelar de los recursos del Estado se esconde la discriminación estructural e institucional, porque los grupos donde se acentúa más la pobreza extrema son los pueblos indígenas, donde el Estado invierte menos en servicios públicos.

LA FALTA DE SALUD, educación y poco avance en el combate de la desnutrición no permiten que la población de pocos recursos salga de la miseria. La reducción del presupuesto nacional en áreas vitales de prestación de servicios básicos, así como la corrupción galopante, han causado estragos. A ello se agrega el alto costo de la vida, el estancamiento de los ingresos familiares y la falta de apoyo a los pequeños productores, lo cual ha llevado a que más personas engrosen las filas de la pobreza extrema. Estamos hablando de que 9.4 millones de guatemaltecos se debaten en la pobreza y de estos, 3.7 millones están en extrema pobreza. ¿Qué futuro de país puede haber en millones de niños malnutridos? El próximo gobierno tendrá que sentar las bases para reducir esta lamentable situación, lo que empieza con mejorar el presupuesto en áreas sensibles como la salud, la educación, el combate de la desnutrición y dirigir programas sociales focalizados, sin fines clientelares, así como un fuerte apoyo a los pequeños productores.

ESCRITO POR:

Haroldo Shetemul

Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca, España. Profesor universitario. Escritor. Periodista desde hace más de cuatro décadas.