EDITORIAL

Pesadilla incontenible

Uno de los hechos más dolorosos de los últimos años continúa siendo el flujo de guatemaltecos que buscan escapar de condiciones de vida precarias, pero también de una espiral de violencia acuciante.

En los últimos años se produjo un dramático cambio en cuanto a la salida de migrantes hacia Estados Unidos y la tendencia indica que ahora son niños y jóvenes quienes en cantidades inconcebibles tratan de escapar del país, una situación que ha cambiado muy poco y que pese a los esfuerzos oficiales tampoco parece que vaya a mejorar en el corto plazo.

Difícilmente ese éxodo se detendrá si las autoridades no se comprometen a impulsar programas de fondo que no solo busquen frenar la migración, sino también las circunstancias que llevan a tomar esa decisión, una de las más cruciales es la seguridad, pero también la falta de oportunidades de desarrollo, el factor más determinante que se debe tomar en cuenta en cualquier política migratoria.

El problema de la migración alcanza niveles de dramatismo cuando se escucha que cada año unos 15 mil menores guatemaltecos ingresan de manera ilegal en Estados Unidos, cifra que casi se convierte en un aliciente cuando se observa que de ellos son deportados unos mil 500 al año. Esta situación ha provocado que también se dupliquen las presiones de funcionarios estadounidenses hacia las autoridades guatemaltecas, para que sus esfuerzos en el tema sean más convincentes.

Tienen que existir condiciones tan acuciantes para que miles de menores de edad opten por escapar de su propia tierra, incluso con el riesgo de enfrentar adversidades en el camino o hasta de caer en manos de las autoridades, como también les ocurre a otros tantos miles de niños migrantes.

Guatemala ha ofrecido en reiteradas ocasiones su compromiso por mejorar las condiciones de desarrollo social, seguridad y justicia, pero los discursos deben respaldarse con hechos, y mientras el flujo migratorio mantenga la tendencia actual, peor le irá al país para hacerse acreedor de beneficios o cualquier tipo de ayuda.

Paralelamente también se deben dar ejemplos convincentes de que se están haciendo esfuerzos por combatir la corrupción, una de las exigencias de moda en la administración estadounidense, ya que ese es uno de los flagelos que más daño causan a grandes sectores del país, y eso es algo que no se detendrá en los próximos años.

Por ello es que muchos de nuestros problemas no deben analizarse de manera separada, pues irremediablemente sus efectos se entrelazan. Cuando las autoridades le fallan a la comunidad, robándole recursos que podrían mejorar sus condiciones de vida, están limitando las opciones de desarrollo para miles de jóvenes.

También fallan cuando existe incapacidad para generar condiciones de seguridad en las comunidades, y todo eso tiene un efecto de hastío que irremediablemente empuja a miles de personas a huir de ese tormento. En el Día Internacional del Migrante, reflexionar sobre este drama es ineludible.

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