HAGAMOS LA DIFERENCIA

Pesadilla vial

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En Guatemala se ha vuelto un caos la circulación vial. El cálculo del tiempo para llegar puntual al trabajo o alguna cita es impredecible, por lo que necesitamos disponer de más tiempo para estar en la hora convenida. En septiembre pasado se publicaron los resultados de una encuesta realizada por Waze, que calculó el Índice de Satisfacción del Conductor, en el que la ciudad de Guatemala ocupó uno de los últimos lugares, catalogada entre las peores ciudades para conducir, siendo uno de los aspectos que más pesó la frecuencia y gravedad del tránsito.

La problemática se agrava porque parte de la población guatemalteca carece de educación vial, y no se respetan las normas para conducir. Muchas veces se hace cola en alguna de las calles, cuando aparece alguien queriendo pasarse de listo y se adelanta circulando en contra de la vía, exponiendo su vida y provocando taponamiento que no cede para ninguno de los sentidos. Esta situación produce congestionamientos de varias horas cuando existe algún accidente o la reparación de carreteras y provocan más accidentes. Se llama tonto al que respeta las reglas y se aplaude la trampa.

Los pilotos de autobuses, microbuses y de transporte pesado, muchas veces carecen de experiencia y no tienen capacitación adecuada sobre educación vial y atención al público, por lo que con frecuencia provocan accidentes. Es común en algunas carreteras observar choferes que se detienen uno frente al otro para conversar plácidamente sin importarles los vehículos que están detrás de ellos. Es evidente también la irresponsabilidad de los propietarios de estos transportes al confiar sus vehículos a pilotos muy jóvenes que carecen de la experiencia necesaria.

Las carreteras en mal estado también ocasionan más tránsito vial, al tener que conducir esquivando baches de grandes dimensiones. Todas las carreteras del país tienen daños severos que deben repararse. Los policías municipales carecen de los instrumentos para dar vía en forma adecuada, pues no cuentan con videos y/o cartografía en tiempo real de lo que está ocurriendo a sus alrededores, además no están suficientemente capacitados para soportar la presión de los pilotos que desean se les otorgue el paso, se enojan ante los bocinazos y se empecinan en no dar la vía provocando más congestionamiento. Sería conveniente que permitan que los semáforos “hagan su trabajo” y que se limiten a evitar que los automovilistas obstruyan la locomoción. Para ello se necesita que los semáforos se reprogramen en forma inteligente y se sincronicen automáticamente. Los policías no deben actuar como semáforos sino como facilitadores, pues a son de broma se indica que en Guatemala los semáforos tienen cuatro colores, el rojo, el amarillo, el verde y el negro que da la vía.

La situación puede mejorarse si somos respetuosos al conducir nuestros vehículos. Se necesita que respetemos los altos, los semáforos, las colas, las señales de tránsito, y que pensemos en el bien colectivo y no solo en el particular.

Evitar enojarnos pues puede conducirnos a realizar acciones incorrectas. También es conveniente que demos el adecuado mantenimiento a nuestros vehículos, y que calculemos los tiempos para llegar a los lugares adonde necesitamos transportarnos. Debemos evitar también el uso de celulares cuando conducimos y utilizar los cinturones de seguridad. Con lo anterior mejoraremos el tránsito y ayudaremos a evitar accidentes. Recuerde: La vida no es cola de iguana, no vuelve a recuperarse.

samreygo@yahoo.com

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.