CON OTRA MIRADA

¿Por qué ser candidato?

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A partir del 16 de abril todo cambió, tanto en el ámbito político y social como en la actitud de los guatemaltecos ante las denuncias de corrupción dadas a conocer por el Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala. La defraudación aduanera, el contrabando en los puertos y el enriquecimiento ilícito de altos, medianos y bajos funcionarios era un secreto a voces; de ahí la indignación de los ciudadanos al conocer sus escandalosos detalles de parte de autoridades calificadas.

Mientras eso sucedía, la campaña política para ocupar cargos públicos por elección popular transgredía todas las normas legales posibles, sin que el Tribunal Supremo Electoral actuara en concordancia, dejando hacer a su gusto, particularmente a los candidatos a la presidencia de la República. Las escenas más vulgares se dieron durante la Semana Santa, mientras el calor y la impunidad campeaban.

Fueron esos dos hechos, aparentemente inconexos, los que desataron la reacción del pueblo manifestada masivamente, desde entonces, los sábados por la tarde. La de la noche del 4 de julio tuvo la novedad de hacerse con velas y antorchas; se sumaron nuevos grupos, de diversa procedencia, con demandas propias, teniendo como punto focal #RenunciaYa y #JusticiaYa. Dentro de esa convulsión social y la aparición de otras redes de funcionarios corruptos que salen a luz día a día, de todos los estratos, pero que no sorprenden, empezaron a consolidarse candidatos a la presidencia y vicepresidencia, diputaciones al Congreso de la República y alcaldías.

Algunos surgen dentro de las reservas de los partidos políticos que se prestan a rescatar su maltrecha imagen, ahora sujeta al escrutinio popular. Otros, solidarios miembros fundadores, responden con cierta hidalguía a sabiendas de que las posibilidades de éxito son menores que ninguna. Y también los hay, patéticos arribistas, que parecen salidos de la cloaca.

Sin embargo y contra toda posibilidad de alcanzar un cargo de elección popular, también están aquellos que luego de una vida pública de cierta trayectoria profesional, se suman a la contienda, poniendo en riesgo el prestigio alcanzado. ¿Habrá en el intento insatisfacción por lo que no se hizo en otra etapa de la vida? ¿Creen realmente que alcanzarán llegar al cargo que aspiran?, o por el contrario, ¿se contentan solo con participar? Entonces, ¿por qué ser candidato?

Hay quien se deja encandilar por la presunta popularidad de personas no idóneas, señaladas de abrir las puertas del Estado a financistas de campaña ligados al narcotráfico y, en consecuencia, haber dado paso libre a la galopante corrupción anotada, que sin recato ni vergüenza incumple elementales principios de honestidad.

El populismo ha ganado terreno en sectores de población sujeta a la más inmisericorde discriminación, puesta de manifiesto en la falta de acceso a los servicios básicos que el Estado debe proveer, como son: salud, educación, seguridad y acceso a la justicia, según lo dicta la Constitución Política de Guatemala.

Eso nos coloca, como país, en una situación de total vulnerabilidad ante los indeseables.

jmmaganajuarez@gmail.com

ESCRITO POR:

José María Magaña

Arquitecto -USAC- / Conservador de Arquitectura -ICCROM-. Residente restauración Catedral Metropolitana y segundo Conservador de La Antigua Guatemala. Cofundador de la figura legal del Centro Histórico de Guatemala.