EDITORIAL

Se tambalea la partidocracia

Si faltaba alguna pieza para trastornar aún más el panorama político preelectoral, el anuncio de la fiscal general, Consuelo Porras, de tramitar ante el Tribunal Supremo Electoral la cancelación del partido Encuentro por Guatemala (EG) hace precisamente eso: ampliar la incertidumbre sobre las próximas elecciones generales, luego de que dicha agrupación fuera denunciada por financiamiento electoral ilícito.

Cabe recordar que EG es el segundo partido con una larga trayectoria que queda en el tinglado político nacional, al igual que la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que ha quedado muy cerca de una posible desaparición, pues también sobre esta agrupación avanzan investigaciones por los mismos hechos irregulares que han hecho desaparecer otros partidos en meses recientes.

Si estas dos agrupaciones siguen el mismo recorrido de Líder y el Patriota, junto a FCN-Nación, el descalabro partidario nacional alcanzará niveles históricos, pues desaparecerían los últimos grandes partidos y apenas quedaría un puñado de grupúsculos politiqueros, nutridos de tránsfugas, quienes además hacen enormes esfuerzos por resucitar a la vida política, pues en la vida real, así como el partido de gobierno, son literalmente zombis que apenas deambulan hacia la senda electoral.

La UNE está en las mismas circunstancias de los últimos partidos que han hecho gobierno o han tenido un papel protagónico en el Congreso, pues quien fungiera como su secretario general en las elecciones del 2015, Orlando Blanco, libra su propia batalla ante la justicia porque si bien la solicitud de retirarle el antejuicio había sido rechazada por el juez pesquisidor, tuvo que intervenir la misma Corte Suprema de Justicia para despojarlo de inmunidad para que pueda ser investigado sin impedimentos.

Según el TSE, la UNE no habría reportado más de dos millones de quetzales en la campaña anterior, los cuales habrían sido utilizados para el pago de transporte aéreo para quien entonces era la candidata presidencial de ese partido, Sandra Torres. Por eso es que Blanco aduce que nunca manejó tales recursos, lo cual deberá esclarecerse conforme avancen las investigaciones para determinar quién recibió esos aportes.

Lo cierto es que si en los próximos meses salen del ruedo las tres agrupaciones citadas, el próximo evento electoral será mucho más impredecible de lo que fue el del 2015, pues además los partidos participantes tendrán serios tropiezos para conseguir recursos, pues no solo habrá una mayor fiscalización de las autoridades electorales, sino también se volverán muy escurridizos los financistas, pues aún está fresco el escozor de la anterior contienda, aunque todavía no se quieren dar por enterados.

Por supuesto, habrá enormes esfuerzos por inyectarles recursos a quienes puedan representar una posibilidad de mantener las cosas como hasta ahora, pero hasta eso será más difícil, porque también el papel que ha jugado la corrupción en las últimas contiendas electorales ha salpicado a toda la clase política y muchos de quienes todavía hacen esfuerzos por no quedar en el camino tampoco logran enviar señales de cambio, sobre todo quienes buscan mantener un modelo insostenible desde el Congreso.

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