LA BUENA NOTICIA

Sencillez y misericordia

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Curiosamente, el término “pagano” viene del latín “pagus” o aldea, pues al crecer la fe cristiana en las grandes ciudades, en los pequeños poblados persistía el culto a “dioses creados por los hombres”, los “ídolos de temor o conveniencia” que pueden manipularse con ofrendas, cultos y ritos de un “comercio”: tú me das prosperidad y yo te adoro. La Buena Nueva de este quinto domingo de Adviento cercano a Navidad habla del origen humilde de la acción del Dios misericordioso situándola no en grandes escenarios de esplendor mundano, sino en dos pequeños pueblos: Belén (“la casa del pan”) a la que se dirige la estupenda profecía de Miqueas: “De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el Jefe de Israel”; y por otro lado, lo que ocurre en un lugar innombrado (para muchos “Ain Karim” o “fuente del viñedo”) residencia de Isabel. En escenarios “aldeanos” tiene lugar el origen sensacional de la venida del Mesías. Cierto, en los “nacimientos o pesebres” de los hogares guatemaltecos se trata de representar esas “periferias” en palabras del papa Francisco, donde gusta a Dios iniciar las cosas grandes. Es más: personajes de la famosa “visitación” son dos mujeres, ya de difícil grandeza en la misteriosa concepción medio oriental de lo femenino, y clara evidencia para los feminismos a ultranza que critican a un Dios que parece enfocar solo la acción de los varones.

La abundante sencillez es sorprendente: 1) El ascenso desde Nazareth hasta Ain Karim bien son 144 kilómetros en la actual autopista Yitzak Rabín, o al menos 78 kilómetros —en línea recta, sin autopista—, como debió hacer María a pie. Resalta la “pequeñez” de quien lleva en su seno al Señor, cómo sorprende la “prisa” con que Ella hace el camino: actitud propia de los que dan importancia a los eventos domésticos pobres, como era el parto de una parienta; 2) Sin camarógrafos o networks de alcance mundial, se devela un secreto: Isabel no alaba la “elección de María como Madre de Dios”, aunque la reconoce, sino que alaba su fe: esa invisible actitud de los que aún se maravillan de la forma en que Dios actúa, y de la que un día Jesús dirá: “Yo te alabo, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a los sencillos” (cfr. Lucas 10, 21). Así, las pautas bíblica y de la auténtica espiritualidad cristiana invitan a una Navidad: 1) Alejada del bullicio casi paranoico del consumismo mercantil de estos tiempos y centrada en la pequeñez del ambiente familiar; 2) Atenta a los datos penosos del “aumento de la pobreza” nacional, de la persistencia de los macabros atentados a la vida, incluso de niños indefensos, y al drama de quienes pierden la esperanza en la batalla contra el mal infame de la corrupción a todo nivel; 3) Misericordiosa, en fin, porque en la “danza del niño en el vientre de Isabel” el futuro profeta Juan, como David bailaba ante el Arca, se alegra de que su Señor lo visite, venciendo ya aún en su fragilidad lo que para muchos parece invencible: el odio, la indiferencia, la incapacidad de valorar la vida humana. Que la atención a los sencillos, que la cercanía material y espiritual al sufrimiento de tantos, sean la clave de la alegría auténtica que se vivió en las aldeas de Belén y Ain Karim. ¡Feliz Navidad para una Guatemala sencilla de corazón y misericordiosa entre sus hijos!

amons.esc@gmail.com
 

ESCRITO POR:

Víctor Hugo Palma Paul

Doctor en Teología, en Roma. Obispo de Escuintla. Responsable de Comunicaciones de la CEG.