ALEPH

“¿Tú también, Bruto?”

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Nunca sabremos si Otto Pérez Molina se hizo la legendaria pregunta (u otras parecidas) cuando los 132 diputados del Congreso, muchos de quienes estaban supuestos a defenderlo para salvaguardar el propio pellejo, emitieron su voto unánime y le dieron la estocada final. Guardando las distancias con aquel Julio César que fuera asesinado en las escaleras del Senado romano en el año 44 a. C., en este caso todos los congresistas (menos los que se excusaron) finalmente le retiraron la inmunidad a Pérez Molina y, con ello, le dieron un espaldarazo al Estado de Derecho que anhelamos.

Lo que aún es difícil de entender es que Pérez Molina se aferre al cargo cuando un país entero le dice “Fuera”. A la ciudadanía le ha quedado un sabor a justicia en la boca, pero hay que recordar que un dulcito es un placebo temporal que no quita la amargura histórica, sobre todo si en las próximas elecciones legitimamos el mismo orden que llevó a estos señores (y a tantos más con todo y sus financistas) al poder.

Entonces, ¿qué toca? Por todas las razones de legitimidad, dignidad y legalidad que imaginemos, toca que Pérez Molina renuncie. Pero todo indica que tendremos que ver el par de esposas alrededor de sus muñecas. Lástima. ¿Se emitirá la orden de captura en su contra antes o después de elecciones? Quienes han estirado la pita en defensa de estas elecciones ilegítimas, han conseguido ralentizar el proceso de refundación del Estado y sostener un proceso viciado desde sus inicios, así que no importa mucho si se gira la orden antes o después de la próxima contienda. Lo que sí importa considerar es que, luego de girada y en estas condiciones, tendría que surgir un gobierno (provisional o de transición) a cargo de quien actualmente ocupa la vicepresidencia, nos guste o no. Como se ha dicho tanto, ese gobierno entregaría el timón de mando al presidente electo en enero de 2016. Lo que sería insostenible para la ciudadanía que se ha expresado en las calles, redes y plazas para promover la renuncia del presidente, es que Pérez se quede hasta enero del próximo año. Pero eso no va a pasar.

Ahora toca poner los ojos y las fuerzas en lo que queda del 2015. El gobierno de transición habrá de enfocarse en el presupuesto 2016 y en ciertas reformas legales necesarias para que, los mismos de siempre, no puedan hacer lo mismo de siempre. Mientras, habría que seguir jugadas como las de los testaferros de una empresa de telefonía que ahora juegan a ser funcionarios públicos, así como los procesos legales recién abiertos para que caminen de manera más ágil y autónoma. Con un Estado desfinanciado, corrupto y clientelar, más los candidatos que se perfilan como posibles ganadores, tenemos para largo. Cada paso cuenta. Ya vimos ayer lo que hizo un cordón humano frente al Congreso para que pasaran los diputados a ejercer el voto. Hemos pasado de ser analfabetas políticos a entender mejor nuestro lugar en este juego de pesos y contrapesos. Así que con todo y Cicig y MP, estoy segura de que sin la ciudadanía, no habríamos llegado hasta aquí. Pero nos toca, como a Julio César, cruzar el Rubicón, aun cuando nadie lo crea posible.

cescobarsarti@gmail.com

ESCRITO POR:

Carolina Escobar Sarti

Doctora en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Salamanca. Escritora, profesora universitaria, activista de DDHH por la niñez, adolescencia y juventud, especialmente por las niñas.