CABLE A TIERRA
Un pacto ético
Difícil argumentar que el gasto contenido en el Presupuesto 2016 favorece a los casi 9 millones de personas que viven bajo la línea de pobreza general. Los recortes no serían en los ministerios llamados a paliar su desventura: Salud, Gobernación, Agricultura y Ambiente. Tampoco beneficia a las raleadas capas medias, otros 4 a 5 millones de personas que, además de pagar sus impuestos, tienen que seguir sufragándose todos sus gastos sin que nadie les garantice siquiera la calidad de lo que adquieren.
¿Quiénes forrarán entonces sus bolsas con nuestro dinero en el 2016? Quitando toda la parafernalia, son 4 grandes grupos los verdaderos beneficiarios:
1. Los prestamistas. El sistema bancario nacional y los acreedores internacionales son la prioridad de pago: alrededor de Q15,000 millones y además, seguro les pedirá que lo dejen endeudarse más en el transcurso del año. ¡El negocio redondo: bajo riesgo, mínimo esfuerzo, buena rentabilidad y limitada exposición pública de las entidades beneficiarias y sus operadores!
2. Los políticos: Congresistas, alcaldes, gobernadores y otros funcionarios que, por medio del ejercicio impropio de su autoridad, deciden discrecionalmente sobre el destino de las asignaciones, las compras y contrataciones en los territorios. Listado Geográfico de Obras, FONPETROL, regalías. Recursos manejados en fideicomisos, oenegés y empresas constructoras de la parentela o de sus compinches, sumadas a las contrataciones espurias. Como Q13,000 millones.
3. Los proveedores: esos “casi beatos” empresarios que a pesar de que el Estado siempre está endeudado con ellos, siguen allí dispuestitos a matarse entre sí por seguir vendiendo; total, con la sobrevaloración de los productos y sobrecostos justificados por las demoras en los pagos, se consuelan. Entre todos –grandotototes, grandes, medianos y pequeños- se llevan Q21,000 millones aproximadamente.
4. Los empleados públicos: altamente justificable si su finalidad no estuviera desvirtuada por el clientelismo político y un sindicalismo que ha perdido el norte. Sin embargo, a diferencia de los demás grupos, estos Q21,000 millones se distribuirán al menos entre unos 270 mil empleados y sus respectivas familias.
De esa cuenta, los empleados públicos y los proveedores, de alguna manera “derraman” algo al resto de la sociedad; los primeros mueven el consumo con su salario. Los segundos crean algo de empleo y seguramente encadenan a otros proveedores en el proceso. Es por eso que, en buena lid, el Estado puede ser un importante activo para dinamizar la economía de un país.
Pero los otros dos grandes beneficiarios –los prestamistas y los políticos- se comportan como los vampiros en las películas de terror: seguirán viviendo, un año más, felizmente clavados a la yugular del Estado, tragando todo lo que puedan; con el hilo de sangre que dejan, esperarán además que el nuevo gobierno haga milagros y los siga alimentando por mucho tiempo más.
Por eso, el desafío mayor está en hacer crecer el ingreso sano, no el que se alimenta con endeudamiento. Hilvanar correctamente ingreso, ejecución, resultados. Es hora de sentarnos a la mesa y plantearnos un acuerdo fiscal integral, coherente y vinculante para todas las partes, que permita que el país se enderece. Las medidas anticorrupción son importantes y aún débiles en la mayor parte de instancias públicas; más nunca serán suficientes para resolver un problema que es aún más complejo. Un pacto ético y un compromiso por un país para todos. Esto, señores, es lo que se necesita. ¡Y pronto!
karin.slowing@gmail.com