Las ciudades son producto de planificación y prosperan según las necesidades que impone el crecimiento de su población. Para eso están el urbanismo y la arquitectura que conciben, proponen y trazan el tejido urbano, determinan el uso del suelo, diseñan instalaciones, servicios y medios de transporte; edificios, plazas, parques, y previenen su expansión.

Así sucedió con la Nueva Guatemala de la Asunción, luego de la destrucción y abandono de Santiago de Guatemala, cuando se decidió su asentamiento en el Valle de La Ermita. Debido a la configuración topográfica del valle y las rutas de comunicación existentes desde el altiplano occidental hacia el Caribe (calzada Kaminal Juyú, avenida Bolívar y salida al golfo), la ciudad su ubicó en el extremo norte, rodeada por barrancos y montañas en el norte, oriente y poniente, y una planicie hacia el sur.

Con el paso del tiempo, ha habido ensanchamientos urbanos como el de la 12 avenida, contiguo a la Ciudad Olímpica; bulevar 30 de Junio, (Avenida de La Reforma), bulevar Liberación, paralelo al Montículo de la Culebra y Acueducto de Pinula; así como ampliación de las rutas precolombinas de San Juan y Roosevelt (antigua calzada Kaminal Juyú); concebidas como ampliación de vías de comunicación a cuyo entorno se dio solución a necesidades habitacionales, deporte, recreación, industria y servicios.

La más importante intervención urbano-arquitectónica es el Centro Cívico, consecuencia del VIII Congreso Internacional de Arquitectura Moderna -CIAM- (Hoddesdon, Inglaterra 1951), donde se definió el concepto Corazón de Ciudad, integrando la pintura y la escultura a la arquitectura.

En su planificación y desarrollo confluyeron connotados profesionales de la arquitectura y artistas, junto a funcionarios públicos que comprendieron la necesidad de poner en valor la ciudad de Guatemala, que para entonces mostraba deterioro ante el cambio de uso del suelo, cuando sus habitantes eran desplazados por el comercio, oficinas profesionales y la administración pública. El concepto Corazón de Ciudad lo complementan la Ciudad Olímpica, el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias y la Estación Central del Ferrocarril.

La Agencia de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica (Anadie), entidad para-estatal dedicada a desarrollar proyectos inmobiliarios de gran rentabilidad económica, insiste en utilizar los patios de la Estación Central del Ferrocarril para concentrar 12,000 empleados públicos y 4,500 estacionamientos. Para eso habrá que destruir parte de aquel conjunto protegido por la ley. Su planteamiento, hasta ahora se sustenta en el gasto estatal en alquiler de casas y edificios para el funcionamiento de oficinas públicas, y parte del equivocado criterio que la tierra que ocupa la estación central del ferrocarril, talleres, bodegas y patios de servicio carece de valor, desestimando que se trata de un valioso patrimonio histórico-industrial, único en el país.

El conglomerado Ciudadanos decididos a defender el patrimonio cultural de la Nación, desde junio de 2015 manifestó su oposición a semejante despropósito. Propone, en cambio, el proyecto Estación Central de las Artes y Las Ciencias, como un parque cultural, en el que confluya la estación del Tren de Cercanías que usará la vía Férrea. Sugiere aprovechar el derecho de vía y crear, junto a propietarios de tierra y bienes en ese recorrido, una alianza público-privada para el desarrollo de edificios que alberguen oficinas públicas y privadas, junto a proyectos habitacionales, de servicios y recreación.

Anadie plantea un negocio inmobiliario para los asociados de Cacif, integrantes de su directiva. Los ciudadanos decididos a defender el patrimonio cultural de la Nación ofrecemos un plan de ciudad para beneficio de la mayoría, a un costo menor.

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