FLORESCENCIA

Valorizar

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La vida presenta muchas variables de las cuales uno no tiene control, que si no estamos preparados a enfrentarlas nos pueden derrumbar.

Desde hace meses había planeado ir a un evento sobre comercio electrónico que se celebró la semana pasada en la ciudad de Nueva York. Lo tenía decidido porque me ayudaba a fortalecer conocimientos sobre este creciente mercado. Sin embargo, antes de partir, mi familia me informó que mi madre acababa de ser internada en un hospital debido a una infección pulmonar. Esto sucedía justo luego que la semana pasada, un día después del cumpleaños de ambos, nos dieran la mala noticia sobre que le había diagnosticado cáncer de pulmón. Mi mamá nunca fumó ni tuvo vicios que la pusieran en riesgo; pero desde que nació, estuvo expuesta al humo de la cocina. Como sucede aún en muchas partes del país, se cocina en fogones, con leña y a fuego abierto, lo cual la predestinó a esta enfermedad. Resulta increíble cómo tanta distracción en nuestras vidas nos pueden llevar a olvidarnos de valorar lo realmente importante: ¡La Vida —el mejor regalo de Dios—!

En lo personal, estando en un mundo de constantes cambios (tecnología), resulta necesario detenerse de vez en cuando. Disfruto tanto lo que hago que no he creído necesario parar. Comprendo, ahora, la importancia de hacer tiempo para las personas que uno ama y mejor aún cuando gozan de salud. En estos momentos delicados de mi mamá, la fuerza que nos damos entre hermanos, liderada por el amor de mi padre, la fortaleza de familiares que la visitaron al hospital y amigos que nos tuvieron en sus oraciones, ha dado frutos. Ella ha ganado la batalla y venció la infección. Sin embargo, sabemos que aún hay una guerra por librar. Tenemos fe que con la ayuda de Dios de esta también saldrá victoriosa. Me doy cuenta que aún en un mundo tan versátil es posible gozar la vida. Con un gesto tan sencillo como decir buenas tardes al que anda en las calles de la ciudad o desearle un buen día al que anda distraído por el cansancio de una larga jornada, es suficiente para empezar.

En mi humilde opinión, la clave para enfrentar las eventualidades está en hacernos dispensables. El ser dispensable no significa abandonar nuestras responsabilidades, sino al contrario. Es compartir lo que sabemos; tener a los demás informados sobre qué hacemos y cómo lo hacemos, para que cuando toca ausentarnos no nos preocupe que las cosas no avancen o que se caigan. Así podremos enfocarnos en solventar los desafíos, sobrellevarlos con menos estrés y evitar dañar a terceros.

En la vida es natural que uno se aferre a lo que ama. En mi familia, no queremos perder a una mujer que tiene mucho que vivir, mucho amor que dar y recibir, por lo que oraremos por su vida. Pedimos a Dios fortaleza, sabiendo que es Él quien la tiene en sus manos y quien decide. Mientras, disfrutaré de esta gran mujer. Disfrutaré escuchar su voz, sentir su amor, seguir sus consejos aún al ritmo de un mundo versátil. Los invito a evaluar y valorar a sus seres amados y estar preparados para emergencias, que llegan en el momento menos esperado.

ESCRITO POR:

Marcos Andrés Antil

Emprendedor tecnológico, maya q’anjob’al y migrante guatemalteco. Impulsor de la educación y la transformación digital. Fundador y CEO de la compañía XumaK durante 18 años, con clientes en más de 25 países.