Se llegó el día, mis amigos lectores, que me reúna con el resto de la delegación de Guatemala en París para participar en la cumbre climática más importante de todos los tiempos, conocida como COP21. La mira es que esta vez sí se firme un acuerdo robusto, vinculante y ambicioso para que todavía nuestros hijos y nietos puedan vivir con calidad de vida en el planeta Tierra.

La anticipación de lo que los líderes podrían o no anunciar sobre los fondos que estarán a la disposición para países en vías de desarrollo como el nuestro para combatir el cambio climático es quizás lo que tiene a muchos países en zozobra. No obstante, los países desarrollados podrían alivianar nuestro nerviosismo al garantizar que habrá una adecuación y claridad de sus compromisos financieros mientras se aumenta proporcionalmente el financiamiento climático a US$100 mil millones anuales para el año 2020.

Por todo ello, instamos a los países desarrollados a que no solo se enfoquen en la COP21, sino también para el 2020 y más allá. Un lenguaje fuerte en torno a un financiamiento creíble es lo que debe ahora regir.

Además del asunto de financiamiento climático se presentó el discurso de nuestro vicepresidente, Juan Alfonso Fuentes Soria, quien solicitó el reconocimiento de la vulnerabilidad de la región centroamericana durante la Conferencia de las Partes -COP21. En su discurso dijo: “Fundamentada en su alta vulnerabilidad, Guatemala solicita respetuosamente, pero con firmeza, a la Conferencia de las Partes, pleno y explícito reconocimiento del istmo centroamericano como una región sensiblemente vulnerable, que sufre una carga anormal y desproporcionada de los efectos adversos del cambio y la variabilidad climática”.

Lo que acontece ahora es seguir impulsando este tema, y en este sentido, el Foro de Vulnerabilidad Climática (FVC) ya acogió a Guatemala como miembro oficial, tras la solicitud hecha por el ministro de Ambiente y Recursos Naturales, el Arq. Andreas Lehnhoff, y el ministro de Finanzas, Lic. Dorval Carías. Estas noticias positivas nos llenan de ánimo, especialmente ahora que Guatemala lleva la presidencia pro tempore de la Asociación Independiente de Latinoamérica y el Caribe (AILAC), junto a otros siete países de la región, que la conforman: Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Paraguay y Perú, y recientemente se unió Honduras.

Al llevar Guatemala la presidencia pro tempore de AILAC, lucha por un acuerdo ambicioso y legalmente vinculante, que cuente con mecanismos transparentes de cumplimiento y financiamiento. Lo que más nos quita el sueño es que haya un buen balance en materia de financiamiento entre mitigación y adaptación, pero sin que falte el reconocimiento de las pérdidas y daños provocados por el cambio climático.

Si alcanzamos el Acuerdo de París, aún podríamos decir que estamos a tiempo para que no se cumplan algunas predicciones nefastas que arguyen que de no firmar este acuerdo, ya será demasiado tarde y llegará el día en que no quede ni huella de que existió el ser humano en el planeta Tierra. ¡Así que a luchar en París!