Detalló que se hizo una visita antes de iniciar con el proceso de investigación, para constatar el hallazgo, el cual fortalece el conocimiento que se tenía del uso ritual prehispánico en las grutas.

Chocón agregó que en la cámara 5 de la cueva 3 de Ixcún, a unos 25 metros de profundidad, se encontraron los restos de siete personas, aunque por la evidencia ya trabajada, se cree que hay más osamentas.

Según el experto, cuando los enterramientos se llevaban a cabo en grutas se trataba de un ritual, y en el reciente hallazgo aún no se determina el tipo de rito, debido a que algunas posiciones no son habituales en la tradición funeraria maya.

Chocón añadió que el entierro es muy especial y llama la atención por dos razones, por la cantidad de huesos encontrados y la porque se cree que hay restos de una mujer, los cuales se encuentran boca abajo, a la par de dos cráneos de neonatos.

Se informó que es probable que la mujer pudo haber muerto durante el parto o la ofrendaron, y mediante un análisis de ADN se podrá determinar si existe parentesco entre estos.

La mayoría de los cuerpos están completos y anatómicamente articulados, lo cual no es usual en los ritos mayas. Además, la mujer no tiene cráneo.

De acuerdo con el proceso de análisis y la cerámica hallada, el enterramiento pertenece al período Clásico Tardío, entre el 600 y el 900 d. C.

Entre los objetos encontrados, destacan dos vasijas fragmentadas, puntas de lanza, cuentas de collares y la ofrenda de una mandíbula, situada en un depósito especial.

El arqueólogo Carlos Hermán dijo que el hallazgo del múltiple entierro significa que existía un área habitacional, la cual representa una relación entre lo terrenal y el inframundo.