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Depredadores sexuales infantiles acechan en la web, el riesgo aumenta en confinamiento

Delitos cibernéticos de explotación y abuso sexual de menores en época de pandemia van en aumento.

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Los pedófilos acechan a los menores en las redes sociales. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Los pedófilos acechan a los menores en las redes sociales. (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL)

Bianca —nombre y caso ficticio—, de 10 años, ha estado más tiempo conectada a Internet por cuestiones educativas en las últimas semanas, debido al confinamiento domiciliar. En una de sus redes sociales recibió mensajes de una persona que dijo ser modelo y que halagó fotos suyas que, tanto ella como su madre, comparten en ese espacio virtual, y le pidió que le enviara otras más sugerentes, solo para ella. Le pidió que no se lo contara a nadie porque era su secreto. Bianca accedió y le mandó varias. Esas imágenes llegaron, sin que la niña lo supiera, a una plataforma web de material de abuso sexual infantil (Masi).

En la actualidad, la mayoría de personas pasan más tiempo navegando en Internet por diferentes motivos, incluidos los pedófilos, que se han adaptado al contexto y encuentran en la red cibernética fácil acceso a Masi. También, muchos menores pueden ingresar en plataformas virtuales, las cuales, si no las supervisa un adulto, son un foco de ataque de pedófilos.

Para entender este trastorno psicológico hay que conocer cómo se origina. La pedofilia o paidofilia está incluida dentro de las parafilias —interés o excitación sexual atípicos— de desviación sexual, que se produce en un individuo cuando tiene fantasías recurrentes e intensas, impulsos o comportamientos sexuales con niños, prepúberes y adolescentes —por lo general, menores de 13 años—. Se diagnostica solo cuando las personas son mayores de 16 años o tienen cinco años más que el menor objeto de la conducta, expone el psicólogo Estuardo del Águila, director del Centro de Psicología Integral.

La pedofilia y la pederastia son conceptos distintos y no deberían ser utilizados como sinónimos, aclara. El pedófilo en ningún momento llega a forzar al menor a mantener relaciones sexuales. Sin embargo, muchos pedófilos terminan siendo pederastas.

Perfil del pedófilo

Cualquier persona puede presentar una tendencia a la pedofilia, incluso maestros, líderes religiosos o políticos, profesionales o personas con un nivel socioeconómico bajo o alto, refiere Del Águila. Suelen ser individuos con falta de empatía, y es muy probable que tengan problemas en sus intimidad, lo que hace que se refugien en los niños para sentirse más cómodos y seguros.

La mayoría de los pedófilos —99%— son varones. La atracción puede ser hacia niñas o niños pequeños, o ambos, pero prefieren niños del género opuesto en una relación.

“La madurez sexual se alcanza a los 15 o 16 años. Hay individuos cuya primera experiencia sexual fue traumática y necesita objetos que le proporcionen placer. Si la sexualidad no se ha desarrollado bien o el individuo ha crecido en un contexto de violencia, se da cuenta, con el tiempo, que necesita dolor para sentir placer”, indica Ángela Reyes, psicóloga de la Liga Guatemalteca de Higiene Mental.

“Un pedófilo es un abusador sexual. Quienes trabajamos con niños, niñas y mujeres víctimas de violencia sexual así lo llamamos”, explica la psicóloga Sonia Recinos, especializada en el tratamiento de víctimas de abuso sexual.

“El pedófilo está presente en nuestras familias y sociedades y pasa inadvertido. Es cualquier hombre, que, a consecuencia de la formación social y patriarcal, considere que los niños, niñas y mujeres son de su propiedad, los someta y los haga blanco de acoso, violación, abuso intrafamiliar y explotación sexual”, añade.

El sociólogo Otto Rivera refiere que este tipo de conducta antisocial constituye una práctica muy antigua, enraizada en el comportamiento sexual humano, debido a patrones culturales de relaciones desiguales. Por ejemplo, cuando el bisabuelo o abuelo contaba cómo, siendo él mayor de edad, se había “robado” a la abuela, de 14 o 15 años, o cuando el capataz de fincas le daba “en propiedad” a su hija al dueño, para congraciarse con él.

“No hay comportamiento previo que defina al pedófilo, eso es lo más peligroso, porque no hay característica que lo haga visible”, afirma el fiscal Álex Colop, de la Fiscalía contra la Trata de Personas del Ministerio Público (MP).

 

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Procuran legalización

El Movimiento Activista Pedófilo (MAP) trata de convencer a la sociedad de “normalizar” la atracción y relaciones con menores de edad. Este tipo de organizaciones tienen admiración por los griegos y los romanos, por lo que algunas tienen nombres como Ganimedes —según la mitología griega, príncipe troyano a quien Zeus raptó y lo hizo su amante—. Del Águila indica que los griegos idealizaban la pedofilia desde la época arcaica.

En Guatemala, posiblemente existe este movimiento, pero de forma clandestina, dice el psicólogo. Las metas del activismo a favor de la pedofilia incluyen la derogación de ciertas leyes a fin de eliminar de la legislación el rango de edad como un criterio válido para identificar el abuso sexual infantil, o la disminución progresiva de esa edad. Estos activistas promueven el uso de eufemismos como “pedosexual”, “boylover”, “girlover” y “childlover”, para suavizar el término pedófilo. Actualmente, este movimiento es extremadamente impopular y ha tenido poco progreso en sus metas dentro de las esferas legales y científicas.

“Permitir un movimiento de esta índole sería aceptar a grupos que tengan el derecho de abusar de los hijos e hijas de las familias de nuestro país y darles carta blanca para cometer un delito”, subraya Recinos.

“Los niños no disfrutan de su sexualidad y no lo hacen con consentimiento. El pedófilo hace de la niñez y adolescencia un objeto y no un sujeto de derechos”, enfatiza por su parte Rivera.

“El adulto busca cumplir sus deseos, al ejercer su poder hacia el menor, ni siquiera con violencia, al emplear todo tipo de manipulaciones, pues el pequeño es influenciable y no tiene la capacidad de tomar decisiones en su vida. Logra convencerlo de que lo que hace es correcto para aprovecharse de él y lo maneja a su conveniencia”, expone Reyes. “Los niños, más adelante, van a repetir esos patrones de convencimiento, al pensar que es parte del amor, pero no es así. Desde ningún punto de vista puede permitirse este tipo de movimientos”, agrega.

De “cacería”

El uso de internet ha permitido que el Masi se expanda, al aumentar la oferta y la demanda, pero la intención, la costumbre y derecho adquiridos por la sociedad patriarcal es muy longeva, añade Recinos. Son depredadores y al tener a los niños y niñas disponibles en casa aumenta la posibilidad de abusar de ellos. Es una época en la cual los pederastas pueden “salir de cacería”, advierte.

La tecnología tiene funciones beneficiosas, pero es el humano quien le adjudica otras nocivas. Por ejemplo, los adolescentes, para ganar mayor aceptación en su círculo de amigos, comparten o suben fotos suyas con poca o ninguna ropa, o hay jóvenes que le piden a sus novias enviarles sus “packs” para venderlos o compartirlos, dice Rivera.

Ahora que los niños están más tiempo conectados a internet y sin supervisión de un adulto, especialmente si son preadolescentes, tienen necesidad de ser el centro de atención, por lo que comparten sus fotos con filtros o maquillaje, de lo cual se dan cuenta los pedófilos, agrega.

Hay que prestar atención a ciertas señales que se manifiestan en los niños que sufren de abuso sexual infantil en línea, señala Colop, que pueden ser conducta irregular, mal humor, aislamiento, depresión o ansiedad, por estar siendo acosados por alguien que le exige que le envíe fotos.

Cómo operan

Colop refiere que los pedófilos actúan de diversas formas en la web, ya sea aislados o en grupo, al intercambiar Masi, o de forma más agresiva, al promover la adhesión de nuevos miembros, a quienes se les pide enviar nuevo material para pertenecer a dicho colectivo.

Muchas de las alertas que llegan a las policías de todo el mundo provienen del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (Ncmec, en inglés), con base en Estados Unidos.

Los criminales descargan imágenes que circulan en el ciberespacio desde cualquier parte del mundo, por lo que la cooperación internacional es un factor determinante para Guatemala, donde se trabaja con intercambio de información y no esperamos, como otros países, a que la persona afectada interponga una denuncia, expone Colop. El fiscal Mynor Pinto asevera que los cibertips —reportes de Masi— aumentaron en estos últimos meses en un 8%.

Los administradores de estas páginas no son de Guatemala, por lo que deben trabajar de manera coordinada el MP, corporaciones internacionales, técnicos y analistas informáticos.

Si bien no hay número exacto sobre la volumen de Masi que ha circulado en los últimos meses, a partir del seguimiento de material conocido e informes publicados, en marzo, cuando comenzaron las medidas de aislamiento en el mundo, este aumentó en un 25%, asevera Luis Lubeck, especialista en Seguridad Informática del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.

Ecpat, una red mundial de organizaciones que trabajan para detener la explotación sexual en niños y agrupa a 102 países, ha reunido información sobre cómo ha aumentado el riesgo de abuso sexual y explotación en niños durante la pandemia.

De acuerdo con un reporte de Ecpat, en el que participaron 18 expertos en Masi, los pedófilos se caracterizan por tener fluidos conocimientos tecnológicos y explotan novedosas aplicaciones y políticas de privacidad de redes sociales para sus fines criminales. “Es fundamental que las autoridades de todo el mundo tengan bases de datos y la habilidad para rastrear información relevante del Masi que procesan e investigan”, señala el texto.

Cuidado con el grooming

Según una investigación de la Internet Watch Foundation (IWF), que minimiza la posibilidad de que se divulgue Masi en línea a nivel global, al eliminarlo de la web, reveló lo siguiente: el 98% de los niños que aparecen en Masi grabados en vivo es menor de 13 años, 96% son niñas, 96% aparecen en sus hogares, y 100% fue producido en el lugar desde donde fue distribuido, según el análisis de 2,082 imágenes y videos detectados en el 2019.

El grooming en línea —influenciar a un niño o a su familiar para realizar una actividad de abuso sexual— se esconde en el anonimato que el internet ofrece. Un criminal puede tener 40 años, pero crea un falso perfil y puede aparecer como una niña de 12.

En el sitio de IWF se puede hacer un reporte anónimo y confidencial de denuncia de Masi. En el 2019, IWF procesó un récord de 260,400 reportes, un incremento del 25% en relación con el 2018. Una tercera parte del Masi es producido por menores.

Las transmisiones por streaming —en directo— son un desafío para las autoridades, porque no queda evidencia del crimen y no hay cargos por posesión de material grabado.

La Base Internacional de Datos de Explotación Sexual Infantil (Icse, en inglés), de la Interpol, ha detectado más de 1.5 millones de imágenes y videos de Masi y ha ayudado a identificar a más de 19 mil 400 víctimas alrededor del mundo, desde el 2009. A esta base están conectados más de 60 países. También se encarga de bloquear y eliminar Masi.

Estas organizaciones destacan que entre menor es la edad del niño o niña, mayor violencia se muestra en las imágenes.

Un reporte de Europol, Catching the virus, cibercrimen, desinformation and pandemia, de abril último, denuncia que los delincuentes se aprovechan de niños vulnerables y aislados mediante la coerción, extorsión y grooming. Debido a que muchos padres trabajan a distancia, no suelen supervisar lo que sus hijos consultan en la web, quienes pueden tener contacto con pedófilos a través de juegos en línea, chats en aplicaciones o intentos de phishing —tipo de fraude o engaño para obtener datos personales— por correo electrónico.

Tratamiento de la pedofilia

Al momento de que se identifica este trastorno se debe iniciar un proceso de acompañamiento psicoterapéutico y/o de terapia farmacológica, por lo regular con antiandrógenos, con acción de supresión hormonal, que inhiben los efectos biológicos de hormonas sexuales masculinas, señala Del Águila.

El abuso sexual es un delito. Si una persona tiene conocimiento de un padre de familia, ministro de congregación, sacerdote, maestro de escuela o familiares que están teniendo conductas abusivas con niños o niñas debe denunciarlo de inmediato para que sea sometido a la justicia. Los tratamientos de abusadores sexuales en la cárcel no son tan exitosos como se quisiera. Algunos comportamientos se modifican cuando estos hombres inician la deconstrucción de la masculinidad abusiva, concluye Recinos.

Sanciones

En Guatemala se sancionan tres conductas de la explotación sexual infantil, explica el fiscal Álex Colop, de la Fiscalía contra la Trata de Personas del MP. La explotación sexual infantil en línea está tipificada como producción de pornografía de menores de edad, comercialización o difusión de este material o posesión.

La primera tiene penas de seis a 10 años de cárcel; la segunda, de seis a ocho años, y la última, de dos a cuatro años. Los delitos se agravan si se trata de niños menores de 10 años. Debido a que el MP trabaja con imágenes, la edad del menor se establece mediante peritaje médico forense.

De acuerdo con un informe del Nmec, Material sobre abuso sexual infantil: legislación modelo (2018), 150 países han mejorado o implementado legislaciones contra el Masi desde 2006, y 118 tienen legislación idónea para combatir este crimen. Guatemala es uno de ellos.

La Convención del Consejo de Europa sobre la Protección de Niños contra la Explotación Sexual y el Abuso Sexual, conocida como Convención de Lanzarote, firmada en 2007, es el único instrumento legal que específicamente se refiere al grooming en línea.

Operativos exitosos

Mynor Pinto, de la Fiscalía contra la Trata de Personas, refiere que el equipo de auxiliares, fiscales y técnicos informáticos trabajan muy de cerca con organizaciones internacionales para la persecución penal de redes de pedófilos, de las que se generan reportes de Masi —cyberTips— para detectar y analizar el contenido.

Entre los operativos exitosos con los que se han desarticulado esas redes está el denominado Sin banderas, en 2016, con la cooperación de ocho países, gracias al cual se ubicó a 30 delincuentes. En el operativo Alerta América, se compartió información de un pedófilo en Jutiapa, que producía y compartía Masi, con lo cual se logró desarticular una red que operaba en 12 países. Es muy importante preservar la evidencia para solicitar la aprehensión del delincuente.

Pinto refiere que el país tiene la capacidad y el equipo idóneo de analistas informáticos y de tecnología para detectar Masi, pero el problema es que falta una herramienta jurídica para que los fiscales y técnicos ingresen a esos sitios como agentes encubiertos. También está pendiente la incorporación de Guatemala en la Convención de Budapest —sobre ciberdelincuencia— para implementar acciones jurídicas que ayudarían en las investigaciones de Masi.

Magda Medina, del área de Protección a la Niñez, del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), refirió que esa entidad ha contribuido con equipo informático al MP que ayude a recopilar las pruebas que necesitan. El entrenamiento de personal debe ser constante, pues las nuevas modalidades tecnológicas de los pedófilos van en aumento, añadió.