Paco jugó ocho años en la Liga Nacional, y toda su carrera profesional la hizo en Suchitepéquez, luego se re tiró y por azares de la vida no pudo emigrar al extranjero, ya que pronto se hizo técnico.
El entrenador de Marquen se comparte su punto de vista sobre el presente, pasado y futuro del futbol.
¿Cómo se inició en el futbol?
Comencé en la Primera División en Escuintla, en el equipo de Proquesa; luego, pasé al Deportivo El Salto, y de allí me vieron en una se lección juvenil con la que par ticipamos en unos juegos centroamericanos de El Salvador, dirigidos por los hermanos Aquino. Al volver, Suchitepéquez me compró. Tenía 17 años.
Tuvo una carrera distinta porque alternó el futbol y los estudios. ¿Cómo fue?
Era complicado, porque viajaba todos los días, primero a Suchitepéquez muy temprano, donde entrenaba, y por la tarde viajaba a la capital a la Universidad de San Car los, allí cursaba Derecho. Eso digo a los jugadores, de que cuando uno quiere estudiar y superarse, lo puede hacer, sin excusas.
¿Cómo fue su llegada, el título y su estadía en Suchi?
Los hermanos Aquino me llevaron a Mazatenango. Allí me consolidé y pude hacer una carrera y un nombre. Llegué con 17 años, y pude tomar confianza para debutar y hacer una buena temporada.
Hubo un torneo de Copa y jugaba como volante ofensivo, y debuté contra Xelajú.
El Suchi campeón de 1983 fue mi mejor época. Nos dirigía Julio César el Pocho Cortés. Me recuerdo de Luis Fe lipe Monroy, quien nos apoyó, así como la afición que ayudó mucho; es más, vivíamos de esas taquillas.
En Mazatenango recuerdan mucho cuando eliminaron a los tigres de México. ¿Usted cómo lo vivió?
Fue en esa época cuando eliminamos a los tigres de la Universidad de Nuevo León. Empatamos con ellos en Monterrey y les ganamos en el Carlos Salazar. Son grandes recuerdos y experiencias importantes.
¿Qué le faltó hacer en el futbol y por qué se retiró?
El no haber estado en se lección nacional. Me retiré a los 25 años. Fue algo personal que me orilló a dejar el de porte.
Pese a dejar el futbol activo, ¿cómo fue que se hizo entrenador?
Todo se dio de manera fortuita. Empecé a trabajar en el ingenio Pantaleón, y allí Luis Enrique y Leonel Borja me dieron la plaza de encargado de deportes. Entonces organizaba torneos de baloncesto, voleibol y futbol. La empresa tenía un equipo y me ofrecieron ser el entrenador, y yo no quería, pero ellos me man daban a recibir los cursos para técnicos. Así comenzó mi carrera como estratega.
¿Cuándo decidió buscar retos mayores?
Mi primer equipo profesional fue Escuintla. Lo ascendí a la Liga Nacional y lo dirigí un año más. Luego me contrató Amatitlán. También lo ascendí, y me di cuenta de que podía reflejar lo que pensaba, y me daba resultados. Eso me fortaleció. Conocí a Rolando Pineda Lam —expresidente de Marquense—, quien fue determinante en mi carrera de entrenador y me llevó a la Fedefutbol.
En la década de 1990 le tocó manejar varias selecciones con grandes grupos de jugadores.
Mi pasaje por la Selección fue bueno; recuerdo mucho la centroamericana. Nunca había dirigido un torneo de lo cal, fue algo muy especial ganar los Juegos Centroamericano en Guatemala —2001—, aunque conseguimos clasificaciones importantes con la Sub 23 a los Juegos Panamericanos de Winnipeg y con la Sub 20 fuimos a Trinidad y Tobago.
También jugamos en Hershey, Pensilvania —preolímpico—. Allí perdimos la final contra Estados Unidos; si no, hubiéramos ido a Sydney 2000.