Semana Santa

Miércoles de Ceniza: inicio de la cuaresma cristiana

Para los cristianos católicos, el Miércoles de Ceniza marca el inicio de preparación para la Pascua.

Devotos acuden a las diferentes iglesias para que se les imponga la cruz de ceniza. (Foto: Hemeroteca PL)

Devotos acuden a las diferentes iglesias para que se les imponga la cruz de ceniza. (Foto: Hemeroteca PL)

El Miércoles de Ceniza  —cada año cambia según la calendarización de la Semana Santa—, cuando se efectúa el rito de la imposición de la cruz de ceniza en la frente, marca el comienzo de la Cuaresma, tiempo de oración y de conversión para los fieles católicos, como símbolo de preparación para la Pascua. La palabra ceniza proviene del latín cinis, que describe el producto de la combustión.

El origen de esta tradición hay que buscarlo en los inicios de la Cuaresma, la cual, como tiempo litúrgico en la Iglesia, surgió como una preparación inmediata para el bautismo de adultos —catecumenado—, que se efectuaba todos los años la noche de la Pascua, explica el sacerdote José Luis Colmenares, de la parroquia El Sagrario.

Los católicos acuden a misa el Miércoles de Ceniza como inicio de la Cuaresma. (Foto: Hemeroteca PL)

El catecumenado duraba tres años a partir del siglo IV y concluía con unas semanas de preparación más intensa. Esos días, que con el tiempo se convirtieron en 40, dieron origen a la Cuaresma, que recordaba los 40 años que pasó el pueblo de Israel en el desierto y los 40 días de Jesús en el desierto antes de empezar su vida pública.

También la Cuaresma se originó como un tiempo de purificación para los cristianos que habían cometido alguna falta —penitentes—. De ahí que el rito de la imposición de la ceniza se empezara a usar para iniciar el tiempo de preparación para el bautismo y purificación.

Entre las ceremonias que llevaban a cabo los penitentes el primer domingo de Cuaresma estaba la de colocar ceniza sobre las cabezas y vestirse con ásperas ropas. En el siglo VI el inicio cuaresmal se anticipó al miércoles anterior, o sea, el Miércoles de Ceniza.

“El gesto de cubrirse con ceniza significa reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios”, se expone en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia.

En la antigüedad los cristianos practicaban ritos mortificantes para expiar sus culpas, sobre todo en la época de Cuaresma. (Foto: Néstor Galicia)

Lejos de ser un gesto externo, la Iglesia lo conserva desde el siglo XI como signo de la actitud del corazón penitente, que cada bautizado está llamado a asumir en la Cuaresma. Se impone el Miércoles de la Ceniza durante o después de la celebración de la misa, al pronunciar: “Conviértete y cree en el Evangelio”.

Sin embargo, no es obligatorio asistir a misa ese día. La esencia de este rito es la preparación para la Pascua, refiere Colmenares. Las cenizas se obtienen al quemar los ramos de palmas usadas el Domingo de Ramos del año anterior, la cual se bendice en la primera misa del Miércoles de Ceniza.

Ramos incinerados para preparar la ceniza que servirá en la celebración litúrgica del inicio de la Cuaresma. (Foto: Hemeroteca PL)

“Durante la conquista, la imposición de ceniza fue traída por los españoles y fue de fácil aceptación por los habitantes locales, ya que ellos también se pintaban el cuerpo para celebrar rituales sagrados”, refiere el historiador Haroldo Rodas.

Este rito supone el deseo de empezar un tiempo de conversión y penitencia, para evaluar la propia vida, verificar qué se debe cambiar, acoger el amor de Dios y empezar a vivir diferente.

La Cuaresma es un tiempo de reflexión y conversión como preparación a la Pascua. (Foto: Hemeroteca PL)

Significado

En la cultura bíblica, la ceniza constituye un signo que expresa la precariedad de la vida, el resultado de un órgano viviente —animal o planta— cuando termina su existencia, explica el sacerdote José Luis Colmenares. “Eso significaba el hecho de que sin Dios, no tenemos vida. Si nos falta Dios, a causa de nuestras propias faltas, entonces somos como ceniza; de ahí la frase bíblica: ‘Acuérdate que eres polvo y en polvo te has de convertir’; es decir, el ser humano, privado del Espíritu es solo materia que, eventualmente, dejará de vivir”, agrega.

Las palmas del Domingo de Ramos anterior son incineradas y los restos se utilizan para el rito de imposición de ceniza. (Foto: Néstor Galicia)

En la liturgia anterior al Concilio Vaticano II se solía imponer la ceniza al usar la mencionada frase tomada del libro del Génesis, capítulo 3, verso 19. Actualmente se prefiere emplear las palabras: “Conviértete y cree en el Evangelio”, tomada del Evangelio de San Marcos 1, 15. Durante el rito, el penitente se acerca y responde “amén”.

La ceniza era muy empleada en la cultura bíblica para expresar arrepentimiento. Cuando se cometía alguna falta contra Dios y se quería hacer penitencia, las personas se cubrían con ceniza desde la cabeza.

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