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Animales camarógrafos filman los secretos de la naturaleza

El mero hecho de observar cambia lo observado... ¿qué tal si los observadores pudieran salir de escena?

Eso es justo a lo que apunta un nuevo documental de la BBC que fue hecho con las imágenes captadas por cámaras que estaban atadas a los animales para que los científicos (y los espectadores) pudieran ver a dónde van y qué hacen.

Y los resultados son fascinantes.

“Finalmente tenemos la tecnología para hacerlo”, exclama Dan Rees, el productor de “Animales con cámaras”.

“Las baterías son lo suficientemente pequeñas. Las lentes son lo suficientemente pequeñas. Puedes obtener sensores lo suficientemente pequeños para brindar una imagen de alta definición que puede producir videos en cámara lenta”, explica.

“Puedes ponerle a un animal cámaras de un tamaño que no lo incomode, para que no afecte su comportamiento”.


Rees dice que el principal beneficio de dicho equipo es que le permite a las audiencias entrar en un territorio que no habrían visto antes.

“No podemos entrar en madrigueras, volar con ellos por los aires, sumergirnos en las profundidades del mar, así que esto nos da mucho acceso”, señala.

Los productores de la BBC se ofrecieron a compartir tecnología e imágenes con científicos que estén estudiando alguna especie en particular.

En la mayoría de los casos, las cámaras fueron colocadas por científicos acostumbrados a manejar los animales, aunque algunos tuvieron que ser sedados para poder hacerlo.

“El bienestar animal fue extremadamente importante para nosotros”, asegura Rees. “Lo último que queríamos era causarles angustia”.

“Para escoger a un animal en primer lugar tenía que haber un claro beneficio en términos de conocimiento que pudiera ser útil para proteger su especie en el futuro”.

Agrega que tampoco filmaban hasta que “los científicos estuvieran convencidos de que la perturbación se mantuviera al mínimo”.

El primer episodio se enfoca en los suricatos. “Son muy populares”, se ríe Rees.


“Son el sueño de un cineasta, porque tienen mucha personalidad. Son fotogénicos y pasan mucho tiempo verticales, de pie, lo que hace una gran diferencia: se sienten muy humanos como consecuencia”.

Presumiblemente, uno de los problemas de un programa como éste es la posibilidad de que equipos costosos se dañen en el ir y venir de los animales que los llevan puestos.

“Sí, eso era un riesgo”, admite Rees. “Y hubo algunas cámaras que no recuperamos”.

“Animales como los suricatos, guepardos y chimpancés están habituados a que los científicos interactúen con ellos a diario, así que sabes que las cámaras volverán”.



“Habiendo dicho eso, al menos una de las cámaras de los suricatos se cayó en la madriguera, y allí se quedó. No les causará ningún problema, pero lamentablemente no hay forma de recuperar esa filmación”, cuenta Rees.

“Así que con los animales habituados no había realmente problema, pero con los salvajes, sí. Afortunadamente no perdimos ninguna de las que se metieron bajo el agua, lo que es realmente notable. Los pingüinos y las focas vuelven a tierra, así que, siempre y cuando la cámara permanezca fijada a ellos, puedes recuperarla”.

Recientemente, documentales sobre la naturaleza han influido en la opinión pública sobre ciertos asuntos, como sucedió con un episodio del documental Blue Planet II llamando la atención sobre el impacto perjudicial de los desechos plásticos en el medioambiente.



La esperanza de Rees es que “Animales con cámaras” aumente aún más la conciencia del público sobre el mundo que los rodea.

“Hacemos esto en primer lugar porque amamos a los animales”, dice. “Y una de las cosas que anhelamos es que estos documentales inspiren a la gente a preocuparse por la naturaleza”.

“Sólo espero que le abra los ojos de la gente a lo increíbles que son estos animales y cuánto nos falta por aprender incluso de algunos animales realmente populares… Todavía guardan muchos secretos”.

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