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Los extraños (y hasta perturbadores) objetos que se usaban en la atención médica de la mujer en el siglo XIX

<strong>La ginecología a menudo ha estado dominada por la superstición y la ignorancia.</strong>

Eso es evidente en la exposición histórica del Royal College of Nursing, que muestra una serie de objetos extraños, a veces perturbadores, utilizados en la atención médica de la mujer.

La exposición Wondering Womb o “La matriz errante” forma parte de un creciente movimiento destinado a normalizar la salud de la mujer y las experiencias reproductivas.

“Incluso hace 10 o 15 años, si se hablaba sobre la menopausia, era sobre los temores por el uso de la TRH o sobre que las mujeres se estaban volviendo locas”, le dijo a la BBC la doctora Tracey Loughran, de la Universidad de Essex y encargada de un proyecto sobre la salud de las mujeres para el Wellcome Trust.

“Ahora hay esfuerzos para reclamarla como una experiencia positiva”, agrega Loughran.

“Ya se hizo el primer anuncio publicitario de toallas sanitarias que usa tinte rojo en lugar del tímido azul que es común”, continúa.

“Y en esta exhibición hay un modelo tridimensional del clítoris. Me impresionó mucho eso, pues es sorprendente que muchas mujeres no tienen una idea de cómo es su propio cuerpo”.

Los objetos exhibidos en “La matriz errante” cuentan parte de esa historia de errores y vergüenzas.

Ducha vaginal de Marvel Whirling Spray, hacia 1900


A principios del siglo XIX, era popular la ducha vaginal, una purga con agua que a veces contiene antisépticos, fragancias y vinagre.

Este objeto venía con un folleto de consejos en el que el autor sugiere que las mujeres casadas deberían ducharse con más frecuencia.

Afirma que la ducha es importante y no saber cómo hacerla conduce a la “miseria, aflicción y desesperación absoluta”.

Hoy en día, las duchas se consideran peligrosas. Los médicos dicen que el agua que entra en la vagina puede afectar las bacterias naturales y causar irritación e infecciones de transmisión sexual (ITS).

El consejo actual es usar jabones simples, sin perfume, para lavar la vagina, en lugar de echarse agua.

Aun así, la práctica es relativamente común incluso en Estados Unidos.

“Las duchas se presentan como obsoletas, pero aún son comunes y eso indica que pervive esa sensación de vergüenza y el estigma en torno al cuerpo de las mujeres”, señala Loughran.

Las pastillas rosadas del Dr. Williams, 1850-1920


Estas pastillas eran promocionadas como un tónico rico en hierro para la sangre y una cura milagrosa para una variedad de dolencias, incluyendo anemia, histeria y el “cambio de vida”.

Afortunadamente, el concepto de histeria ha sido completamente desacreditado, pero en la época victoriana era un término generalizado para lo que se consideraba una enfermedad exclusivamente femenina causada por el útero.

Se pensaba que los síntomas incluían “problemas de las mujeres” como nerviosismo, alucinaciones e incluso arrebatos emocionales.

Toallas sanitarias, del siglo XIX


Antes de que se inventaran las toallas sanitarias desechables, la mayoría de las mujeres usaban “servilletas” o trapos reutilizables.

Eran parecidas a los pañales, de difícil manejo y con ganchos para sujetar a la ropa interior.

El producto era considerado demasiado embarazoso para ser visto, así que para comprarlo las mujeres le tenían que entregar un cupón al cajero.

En la exposición, los cupones aparecen junto a tampones modernos.

“Hay descripciones de jóvenes de la década de 1930 que hablan del dolor que les causaban los trapos por la fricción con las piernas pues eran muy duros”, cuenta Loughran.

“La situación es mucho mejor ahora, pero hay un problema de pobreza, ya que muchas mujeres no pueden pagar por los productos sanitarios”.

Las palabras de Aristóteles, el famoso filósofo, 1855


Literalmente, no juzgues al libro por su cubierta: ésta fue hecha para ocultar el contenido.

Dentro, lo que encuentras sonconsejos de salud para mujeres, que cubren las gotas uterinas, el parto y los “testículos”.

Hoy en día, hay mucho menos estigma en torno a los problemas de salud de las mujeres y organizaciones que alientan a las jóvenes a hablar sobre el periodo, para que deje de ser un tema que causa vergüenza.

Espéculos, del siglo XIX y XX


Un espéculo es la herramienta utilizada para mantener abiertas las paredes vaginales durante procedimientos como frotis cervical.

Espéculos como estos comenzaron a surgir en el siglo XIX.

Hoy en día, el equivalente suele ser plástico y desechable.

Amuleto de hierro (alrededor del siglo XIX) y piedra águila (siglo XVIII)


El aborto involuntario fue mal entendido durante mucho tiempo; se consideraba que era culpa de la mujer.

En el siglo XVIII, esta piedra de águila se ataba al muslo de la mujer en el parto para “facilitar el nacimiento” y se ataba al brazo para “impedir el aborto espontáneo”.

Se creía que el uso de un amuleto de hierro protegía a una mujer embarazada de complicaciones durante el embarazo y el parto, incluido el aborto espontáneo.

Boletín Radical Nurses Group, 1988



Debido a que la enfermería ha sido una carrera dominada por mujeres a lo largo de la historia, ha librado muchas batallas en torno a la salud de las mujeres.

Para Debra Holloway, presidenta del Foro de Salud de la Mujer del Real Colegio de Enfermería, la exposición resalta la importancia del papel que las enfermeras han desempeñado a lo largo de la historia de la salud de la mujer.

“Los mitos y los conceptos erróneos sobre los cuerpos de las mujeres siguen siendo generalizados y en un campo previamente dominado por las perspectivas de los médicos y médicos varones, las enfermeras de hoy siguen teniendo la responsabilidad de defender a las mujeres”.

Agradecimientos a la Colección del Museo de la Ciencia / La Junta de Síndicos del Museo de la Ciencia, la Royal Pharmaceutical Society, la Biblioteca y el Archivo de Colegio Real de Enfermería, el Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos por el permiso para fotografiar los objetos en la exposición The Wandering Womb.

Todas las fotografías de Phil Coomes.

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