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La pionera maniobra que unió a dos satélites en órbita (y por qué importa para el futuro de las misiones espaciales)

Un satélite comercial de Estados Unidos se acopló a otro en órbita, en una demostración de lo que muchos creen será una nueva y floreciente industria.

Desde hace años se habla de la posibilidad de ofrecer servicios en órbita, pero esta es la primera vez que un acuerdo da resultados. Foto:Getty Images

Desde hace años se habla de la posibilidad de ofrecer servicios en órbita, pero esta es la primera vez que un acuerdo da resultados. Foto:Getty Images

Una de las plataformas era un antiguo satélite de comunicaciones casi sin combustible, el otro una unidad auxiliar que ahora se hará cargo de todas las funciones de maniobra del primero.

Esto permitirá que el viejo satélite (Intelsat-901), que lleva 19 años transmitiendo señales de TV, extender su misión cinco años.

El evento ha sido descrito como “un gran logro” por las empresas involucradas.

Northrop Grumman, responsable de la Misión Vehículo de Extensión 1 (MEV-1, por sus siglas en inglés) que se acopló al Intelsat-901, señaló que se trata de la primera vez que dos satélites comerciales se unen de esta manera a una altitud de más de 36.000 km.

MEV-1 empujará ahora al IS-901 hasta una posición ecuatorial a 27,5 grados oeste, para que pueda reanudar las tareas de telecomunicaciones a fines de marzo o principios de abril.

Zona sin riesgos

La industria satelital viene hablando desde hace rato sobre la posibilidad de hacer servicios en órbita y de recargar con combustible a satélites envejecidos, e incluso de sacar del cielo piezas que ya no funcionan.

Pero el acuerdo Northrop Grumman/Intelsat es la primera iniciativa comercial en ofrecer resultados.

El acoplamiento ocurrió el martes a las 07:15 GMT a unos 300 km por encima del arco geosíncrono, desde donde la mayoría de los satélites de telecomunicaciones transmiten sus datos.

Esto le permitió al MEV-1 acercarse al IS-901 con la confianza de que si algo salía mal durante el encuentro, ninguna nave espacial operativa cercana se vería comprometida.

El vehículo de Grumman ahora controlará todos los movimientos de los dos, incluyendo el movimiento preciso que debe hacer el IS-901 para mapear sus haces de telecomunicaciones en las regiones correctas de la superficie de la Tierra.

Cuando la misión extendida del Intelsat llegue a su fin, el MEV-1 lo llevará a una órbita “cementerio” y luego se dirigirá hacia otro satélite que se esté quedando sin combustible y que requiera este mismo tipo de asistencia.

Expansión

Northrop Grumman, que opera este nuevo servicio a través de la subsidiaria SpaceLogistics LLC, dice que está planeando expandir este servicio básico que ofrece MEV-1 para poder incluir vehículos capaces de hacer reparaciones y ensamblajes en órbita.

La empresa ya está trabajando en sistemas que incluirían no solo sondas de acoplamiento simples, sino también brazos robóticos para atrapar satélites.

Northrop Grumman
Un equipo de ingenieros ensayó el acoplamiento en la Tierra utilizando modelos.

Otra opción que se está desarrollando son las cápsulas de combustible que se pueden conectar a los satélites a los que les queda poco.

Tom Wilson, vicepresidente de Sistemas Espaciales Northrop Grumman y presidente de SpaceLogistics LLC, dijo que también cree que estos servicios pueden ser de utilidad para la NASA cuando envía astronautas lejos de la Tierra.

En sus exploraciones del Sistema Solar, la NASA necesitará “realizar todo tipo de misiones robóticas autónomas”, como “unir vehículos, realizar operaciones de acercamiento, fabricar piezas o componentes que no sabía que necesitaba”, señaló Wilson.

“Toda esta tecnología nos lleva a ese tipo de vehículos y servicios”, añadió.

Se espera que la compañía lance un segundo MEV más adelante en el año. Su misión será darle apoyo a otro satélite Intelsat.

Empujar los límites

NASA
En 1992, astronautas rescataron un satélite Intelsat.

Stephen Spengler, CEO de Intelsat, dijo que su compañía había apoyado durante mucho tiempo el concepto de servicio en órbita, y recordó la misión del transbordador espacial en 1992 que rescató al famoso Intelsat-603, que se había quedado varado en la órbita terrestre baja.

“Empujamos los límites de lo que es posible y convertimos esas posibilidades en realidad. Es por eso que hemos sido fervientes defensores del servicio espacial durante muchos años”.

“En términos económicos funciona para nosotros y tiene sentido. Nos permite ampliar los ingresos y diferir los gastos de capital hasta un poco más tarde en el futuro”.

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