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Tras la muerte de Hugh Hefner, ¿se puede decir que la “revolución sexual” de Playboy fue beneficiosa para las mujeres?

La vida de Hugh Hefner fue mucho más que vender revistas.

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Las conejitas Playboy servían bebidas en los clubs de Hefner ataviadas con unos inconfundibles uniformes. (PLAYBOY)

Las conejitas Playboy servían bebidas en los clubs de Hefner ataviadas con unos inconfundibles uniformes. (PLAYBOY)

El fundador de Playboy, fallecido el miércoles a los 91 años, también llevó un estilo de vida extraordinario. ¿Pero qué significó su revolución sexual para las mujeres?

Gran parte de la cobertura que los medios dedicaron a su muerte se centró en los dos extremos de su legado, enfrentando desde el desprecio hasta el modo en que transformó las actitudes sexuales de los estadounidenses.

La feminista Camille Paglia lo consideró “uno de los principales arquitectos de la revolución social” y el propio Hefner dijo en 1992 que estaba orgulloso de haber “cambiado las actitudes hacia el sexo”.

Al fin y al cabo, Playboy fue publicada por primera vez en 1953 -cuando Estados Unidos podía prohibir los anticonceptivos- y mucho antes de las revistas con mujeres en portada de la década de los 90 y la pornografía que hoy es tan accesible a través de Internet.

Pero algunas feministas argumentan que hay una tercera parte en el legado de Hefner: que construyó su revolución a través de imágenes de cuerpos de mujer.

¿Libertador de mujeres?

“Hugh Hefner no era un feminista o un libertador de las mujeres, como algunos afirman”, dijo Thekla Morgenroth, investigadora sobre estereotipos de género en la Universidad de Exeter en Reino Unido.

“Por supuesto, él y su imperio desafiaron las normas puritanas de los años 50 -según las cuales las mujeres eran castas vírgenes o madres que cuidaban a sus hijos-, pero las mujeres seguían apareciendo como objetos sexuales en sus representaciones”.

“No creo que haya nada inherentemente malo en la desnudez o incluso en la pornografía, pero su idea de la liberación sexual sigue siendo aquella en la que las mujeres eran objetos con el fin de proporcionar placer a los hombres”, dijo Morgenroth.

“Esto se reflejó también en la manera de mostrar su estilo de vida, en el que las mujeres eran accesorios y símbolos de su estatus, no personas iguales”, agregó.

“En palabras de la investigadora, “no empoderó a las mujeres,les dio solo un rol más restrictivo del que poder elegir”.

Se considera que Hefner y Playboy fueron parte de la revolución sexual en la década de los 60. (PA)

Kellie Tortuga, activista por los derechos de la mujer, se mostró de acuerdo con esta idea. “Se trataba de poner de nuevo a las mujeres en su lugar, que era el de ser objetos para el deseo de los hombres”.

En declaraciones a la BBC, Tortuga consideró que el éxito de Hefner fue “parte de la reacción contra la llegada de las mujeres a la vida pública en el mundo de las empresas y la política”.

“Envió nuevamente ese mensaje a las mujeres de que realmente no tienen influencia y su objetivo es parecer atractivas”, dijo.

“Hay tantas otras maneras en que las mujeres están buscando su propia autoactualización sexual, que no dependen de un hombre rodeado de mujeres jóvenes y hermosas”.

La vida de las conejitas

Cuando la feminista Gloria Steinem se infiltró como conejita de Playboy en los años 60, descubrió que las mujeres que trabajaban allí estaban sometidas a rigurosas reglas respecto a su apariencia.

Steinem creó un currículo falso, pero se lo rechazó una mujer que le dijo: “No nos gusta que nuestras chicas tengan experiencia, solo queremos que se ajusten a la imagen de conejita”.

Entonces reveló que a las mujeres se les descontaba parte del sueldo si no aparecían a tiempo en la sala de maquillaje, si se veía parte de su ropa interior o si comían en horas de trabajo.

Las mujeres que trabajaban para el emporio o vivían en la mansión Playboy debían seguir estrictas normas relacionadas con su apariencia. (WILLIAM CONRAN/PA WIRE)

Más tarde, Steinem dijo: “Creo que el propio Hefner quiere entrar en la historia como una persona sofisticada y glamurosa. Pero la última persona a la que desearía ver hacer historia es a Hugh Hefner”.

El magnate vivía con muchas mujeres al mismo tiempo en lo que se conoció como la mansión Playboy, un lugar de celebración de grandes y ostentosas fiestas.

Las mujeres seguían un estricto estilo de vida, incluyendo un toque de queda a partir de las 21:00 y una rutina antes de dormir según la cual debían vestir pijamas y -de acuerdo a un libro de la ex-Playmate (modelo de Playboy) Holly Madison- tener relaciones sexuales con Hefner.

En su libro también acusó a Hefner de animar a que sus novias -Madison era una de ellas- compitieran entre ellas. Él respondió asegurando que algunas de las mujeres con las que había tenido relaciones románticas “eligieron reescribir la historia con el objetivo de permanecer en el centro de atención”.

Homenaje de mujeres

Mientras tanto, muchas mujeres que trabajaron en los clubes y vivieron en la mansión Playboy rindieron homenaje a Hefner.

Kim Kardashian, estrella en la portada de la revista, dijo en Twitter que se sentía honrada de haber formado parte de Playboy. La actriz Pamela Anderson publicó en Instagram un video en el que aparecía llorando.

La vida que Hefner llevó fue, sin duda, la fantasía de muchos hombres, y en el mundo de las revistas, la aspiración a ser algo vende.

“Me gustaría decir que Hugh Hefner está ahora en un mejor lugar… pero no creo que el cielo se parezca a esto”, escribió este admirador en Twitter, al igual que muchos otros.

“Para las mujeres, no hay nada nostálgico en el sexismo. Mientras las feministas sigan luchando por la igualdad, hombres como Hugh Hefner que continúan explotando a las mujeres no deben ser considerados como 'visionarios'”, escribió la profesora de sociología y estudios de la mujer Gail Dines en la revista Ms hace seis años.

“Esto es un insulto a las mujeres en cualquier lugar”.

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