Según explica Leticia Rodríguez, médica naturópata de la Clínica Hunab-Ku, esta gramínea contiene los mismos minerales que el trigo y además es particularmente refrescante.
Las vitaminas ?B1?, ?B2?, ?B12? y ?PP? que posee, contribuyen a una mejor absorción de los alimentos; su abundante calcio ayuda a la coagulación sanguínea y a la eficacia de la contracción muscular; el caroteno (provitamina ?A?), favorece el rejuvenecimiento de los tejidos; mientras que el fósforo tiene gran valor para todas las células, especialmente las nerviosas.
Agua de cebada
La naturópata Rodríguez indica que quienes padecen de afecciones pulmonares (tuberculosis, bronquitis crónica); enfermedades inflamatorias de las vías urinarias (nefritis, cistitis); diarrea, enteritis, estados febriles, presión baja, temperamentos biliosos, problemas intestinales o están en su periodo de lactancia, pueden beneficiarse del consumo de agua de cebada, ya que es una bebida tónica cardiaca, reconstituyente, digestiva, activadora hepática y antidiarréica.
Para prepararla, sus granos deben limpiarse y lavarse; luego de escurrirlos (con la ayuda de un colador) se tuestan en una sartén.
Mientras tanto, se hierve agua con canela, a la que posteriormente se le añadirán los granos y se dejan cocinar por media hora.
Antes de servir la bebida -fría o caliente- hay que colarla y puede endulzarse con azúcar de rapadura o miel. En cuanto a los granos que quedan, Rodríguez, recomienda preparar una papilla a la que puede agregársele algunas pasas.
Otras formas
La cebada también se utiliza para preparar pan, galletas, sopas, purés, cereales o bebidas. Por ejemplo, este producto tostado se emplea como sustituto del café.
Las personas que digieren mal los almidones (pastas, papas,) pueden agregarle una cucharada de harina de malta -fabricada a partir de la cebada- para una mejor digestión. Sin embargo, ésta no es recomendable para diabéticos debido a su extraordinario contenido en hidratos de carbono, y tampoco para quienes sufren presión arterial alta.
Procedencia
Originaria del sureste asiático: Irán, Siria, Turquía, y Palestina, la cebada (Hordeum vulgare L.), pertenece a la familia de las gramíneas, muy importante a nivel mundial tanto en términos alimenticios como económicos, ya que en ella se encuentran el maíz, arroz, trigo, centeno, los pastos y la caña de azúcar, dice el ingeniero agrónomo Francisco Vásquez, de la Universidad de San Carlos -USAC-.
Las espigas -muy similares a las del trigo-, crecen en clima frío, y aunque en Guatemala no existe una cultura de la producción ni de su consumo, el altiplano occidental es la zona donde podría sembrarse.
En los años 88 y 90 se hicieron unos ensayos para conocer el comportamiento de la cebada en el país, en la zona mencionada, y entre los resultados obtenidos se encontró que el cultivo es escaso, destinándose al consumo animal (forraje) y para usos medicinales. Vásquez indica que la cebada para la fabricación de cerveza es importada y una menor parte se emplea para tratamientos médicos naturales.
SOPA DE CEBADA
1 litro de agua, 1/2 taza de cebada, 1/2 manojo de berros, 1 cucharada de aceite de oliva, sal y nuez moscada al gusto.
Caliente el aceite a fuego lento y enseguida agregue los berros. Añada el agua hirviendo junto con la cebada y cocine hasta que los granos revienten. Sazone al gusto.
Historia e importancia
En Grecia la cebada era la base alimenticia de los gladiadores romanos.
En Suecia han desarrollado un nuevo tipo que posee un máximo contenido de proteína y también de lisina, un aminoácido esencial para el cuerpo humano, dice Leticia Rodríguez.
La malta, sustancia que resulta del proceso de germinación, secado y tostado, es la materia prima para la elaboración de la cerveza.
Esta última se diferencia del vino por su menor contenido de alcohol, y su mayor porcentaje de extractos no fermentados, explica el ingeniero Francisco Vásquez.
Mientras, lo que la distingue de otras bebidas alcohólicas, es la espuma persistente que se forma al desprenderse el C02 que contiene.