Vida

Los cines

Metropolitánicamentehablando: En la actualidad los cinematógrafos se reproducen fácilmente

Al igual que los conejos y las películas de Rocky, en la actualidad los cines se reproducen fácilmente. Pradera 1, Pradera 2, Pradera 3, Pradera 4 y Lux 1, Lux 2, Lux 5, Magic Place 1…, etcétera.

Pero no siempre ha habido abundantes salas. Los jóvenes de 50 años bien recuerdan cuando el cine valía 5 centavos galería (gallo) y luneta 15 ó 25 centavos. Pasaban dos películas y había un intermedio.

Se le llamaba ?gallo? a galería porque era una especie de ?gallinero? en el que revoloteaban los parroquianos. Nuestros cultos abuelos recordarán los silbidos y bromas como ésta, lanzadas en la oscuridad entre desconocidos:

?-¡Por qué viniste tan tarde, hi… d….!?.

?-¡Porque hasta ahorita me soltó tu m…!?.

La carcajada chapina, el ingenio, todo brotando como cascada desde el segundo piso. De donde, además, podemos imaginar los sonidos orgánicos y el murmullo, la frase chispuda ante una escena romántica y la patanada. Ir al cine era todo un acontecimiento, era el lugar ideal para conquistar patojas y también para dar un paseo familiar, porque hasta vendían tostadas de guacamol o frijoles, chocolates Crispín, helados de cornucopia y sánguches. Ni que fuera día de campo.

Pero los de luneta debían cuidarse porque, podía suceder, los del segundo piso les tiraban chencas de cigarro o basuras. Cuando había ?beneficio?, quería decir que en un día se pasaban 4 ó 5 películas por 50 centavos y lo recaudado era para los empleados del cine. Por eso la gente decía ?el martes hay beneficio en el Palace, el miércoles en el Olimpia, el jueves hay beneficio en el América?.

El día más aburrido del año es el Nuevo. El 1 de enero se suele amanecer sin nada que hacer ni a dónde ir, con la pantalla mental en blanco. El cine era el punto de reunión, pero ese día se tiraban cohetes. ¡Plónnn!, tronaba el vacío con los gritos y las carcajadas. Un señorón cuenta que para un 1 de enero, alguien metió dentro del cine Lux, adivine qué… un zopilote. Chaz chaz, se la pasó el pobre animal volando durante toda la película.

Hace años, al cine Real y a otros similares se les llamaba ?chinpul?, porque, según decían, tenían chinches y pulgas. En esos cines nuestros mayores habrán visto ?Trapecio?, con Gina Lollobrigida y Burt Lancaster; las de Sandro cantando ?Trigal?, y las lacrimógenas de mexicanos borrachos.

En los años setentas se intentó, además, con un autocinema, siempre en la Roosevelt, pero no duró mucho tiempo.

Las salas de cine nacieron como salas de teatro; de adolescentes fueron salones de baile (como el Cápitol) y de adultos se hicieron evangélicas (como el Reforma). Ya de viejos los derriban y convierten en parqueos públicos (como el Lido, Tauro, Aries, Leo).

Algunos adultos mayores andan en malos pasos, como el Trébol, que se hizo barra show. El cine Sexta Avenida es el típico viejo degenerado, vicioso y adicto al sexo, que lleva décadas luciendo títulos como ?Susy la caliente?, ?El doctor erótico?, ?La hija de Enmanuelle?.

El Bolívar y el Tropical se hicieron comerciantes (ventas de electrodomésticos).

Ahora se exhibe simultáneamente y en 14 cines El Hombre Araña, pero quien puede prefiere comprar una pantallota plana de televisión, de alta fidelidad, HDTV, formato ancho, de 70 pulgadas, surround con ocho bocinas, dos amplificadores y muchos más chunches. Eso sí, valen de 5 a 10 mil dólares, y nunca podrán superar el calor de los poporopos y la juerga en los cines chapines.

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