Vida

¿Cómo es ser entrenador personal en Guatemala?

Ejercitarse es más que una forma para bajar de peso. Para quienes disfrutan de la actividad física y del servicio al cliente ser entrenador personal también es una oportunidad de empleo, que a su vez, tiene un potencial transformador.

Mashory Palomo, entrenadora personal de Futeca Sport Gym Naranjo. (Foto Prensa Libre: Rebeca Wolff)

Mashory Palomo, entrenadora personal de Futeca Sport Gym Naranjo. (Foto Prensa Libre: Rebeca Wolff)

Entre las diversas actividades que existen para trabajar y ganarse el sustento, sea por vocación o por necesidad surge una que a primera vista parece atípica:  planear una rutina de ejercicio personalizada hasta 10 veces al día.  Tal es el caso de los entrenadores personales.

La rutina de un entrenador personal

La labor de un entrenador no es solamente dar instrucciones y observar.  Es una actividad que va mucho más allá y conlleva ayuda psicológica y física, según la necesidad de cada persona.

3:00 am

Mashory Palomo, entrenadora personal de 24 años, inicia el día y está lista para ayudar a sus clientes. Desayuna, se arregla y se dirige al gimnasio.

4:30 am

Inicia la primera clase del día a la cual dedica hora y media.

6:00 am

Ya está lista para el siguiente cliente.

Mashory Palomo es entrenadora personal del gimnasio Futeca Sport Gym Naranjo. (Foto Prensa Libre: Rebeca Wolff)

Palomo, entrenadora personal desde hace un año y medio.  “Cada entrenamiento es distinto, estás parada la mayoría del tiempo.  A veces que llego a mi casa y tengo los pies rojos como si fuera doctor”, afirma Palomo luego de contar el final de su día.

Aunque para algunos este es un trabajo “light” Palomo asegura que es mucho más demandante de lo que parece.  Además, requiere de tiempo, compromiso, empatía y amor por el ejercicio.

Dinámica de entrenamiento

La efectividad, la eficacia y la velocidad son factores esenciales para los entrenadores personales, sobre todo cuando deben organizarse para  cocinar, comer, entrenar y enseñar, al mismo tiempo.

Según Jorge Lam, entrenador personal de 26 años, saber dividir cada actividad en el tiempo preciso es una de las cosas más complicadas de dedicarse al gimnasio.  Lam, al igual que Palomo, inicia su día desde muy temprano y se ejercita los 7 días de la semana sin descanso.

Jorge Lam trabaja como entrenador personal en Futeca Sport Gym San Cristóbal. (Foto Prensa Libre: Rebeca Wolff)

“Estás de arriba para abajo, apoyando a la gente, incluso hay veces que sudo más ayudando a los clientes, como si yo lo estuviera haciendo. Básicamente así es. A veces tienes gente en el gimnasio, a veces en tu casa”.

-Mashory Palomo

Para Lam y Palomo en este oficio se requiere por igual de capacidad intelelectural, emocional y física.  Al ser contratados se comprometen a cambiar los hábitos y salud de cada persona.

Compromiso, amor y otras destrezas

“Al tratar todos los días con personas aprendes que la empatía y servicio al cliente son destrezas indispensables”, afirma Mashory. Cada persona es única y tiene necesidades distintas.   Al entender esto, los entrenadores forman un lazo con cada individuo y se adecúan a cada situación.

Por otro lado, la psicología también juega un rol importante en la dinámica de ambos entrenadores.  Lam y Palomo aseguran que la mayoría de clientes llegan porque no se sienten bien consigo mismos. Más que todo las mujeres, apunta Palomo, con ellas es mucho más trabajo de valor y aceptación. Hacerlas sentir seguras y cómodas en su propia piel.

Andy Martínez es un joven que decidió contratar a un entrenador personal debido una lesión de rodilla que lo hacía sentir inseguro. (Foto Prensa Libre: Rebeca Wolff)

Como en otros oficios, en este, hay un nivel de satisfacción altísimo que Mashory y Jorge comparten. “Te topas con alguien que te está entregando su vida prácticamente para que la cambies, la transformes y le crees un estilo de vida”, Comenta Palomo.

Efecto transformador

Palomo también expresa que el entrenamiento más que transformar el cuerpo de las personas, cambia su perspectiva sobre la vida y sobre ellas mismas.   Recuerda con especial cariño el caso que la convenció de dedicarse al entrenamiento personal.

“Era una señora de 45 años. Venía al gimnasio pesando 185 libras y cuando terminamos el programa pesaba 142. Un trabajo bastante psicológico ya que era una clienta que estaba pasando por situaciones que le afectaban emocionalmente”, comenta.

Andy Martínez es un joven de 21 años que tras una lesión de rodilla decidió contratar un entrenador personal.

Para Martínez la experiencia fue trascendental ya que luego de 6 meses de acompañamiento profesional logró recuperar la vida que sentía perdida.  “Ya no me sentía seguro, conforme ni feliz, y ahora me siento mejor que antes”.

El entrenamiento personal es mucho más que una rutina superficial a la que algunas personas se someten.   El resultado es una terapia espiritual y emocional. Pues como concluye Palomo “tocas vidas y realmente las cambias”.

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