Vida

EPÍLOGOS

"Más aún, el PLART nos abre las puertas, en virtud de la filosofía que subyace en su concepción, a la formación de futuras generaciones de artistas, a la consolidación y transmisión de nuestro legado.

“La experiencia de enfrentarnos a la academia y al aula ha sido única y nos ha dado la oportunidad de hacer una revisión profunda de nuestras trayectorias. Nuestras diferentes formas de ejercer y hacer patentes los productos de nuestra creatividad; sin embargo, no son ajenas en lo más mínimo a un conjunto de denominadores comunes que nos hacen sentir parte de una misma historia de la que somos producto y en la que hemos sido actores por derecho propio.

“Todos somos artistas con una larga trayectoria. A lo largo de estos años signados por la guerra, la violencia, la intolerancia, la represión, todos hemos luchado por expresarnos, por llegar a nuestros públicos, por decirle algo a este país que vivía algunos de los momentos más oscuros de su historia. Todos enfrentamos, de diversas formas, con distintas intensidades, la adversidad; todos sufrimos, cuando no la persecución abierta o la supresión explícita o solapada, no sólo la falta de reconocimiento sino, inclusive, la necesidad de callar, de eclipsarnos.

“Hicimos nuestro trabajo a pesar de todo, impelidos por el imperativo de dar rienda suelta a esta necesidad de crear que nos hace ser lo que somos. Extrajimos fuerzas de donde pudimos, nos formamos en todas las fuentes posibles, buscamos la formación necesaria en todas partes y con ese bagaje creciente nos entregamos a lo que constituye la esencia del trabajo artístico: comunicar, transmitir, compartir, iluminar el camino. Vivimos la mayor parte de nuestras carreras como artistas en medio del desinterés de las políticas públicas, como no fuera para fines propagandísticos.

“Experimentamos, con el paso de los años, un creciente deterioro de la infraestructura cultural, el desmedido auge del mercado a expensas del espíritu. Aunque algunos fuimos parte de grupos oficiales, con frecuencia carecimos de la cobertura, del apoyo, de la libertad creativa, y, sobre todo, del reconocimiento académico y profesional en que se hubiera traducido, en un contexto civilizado, nuestra labor como artistas y nuestra relación con la sociedad que nos da sentido. Pero nada de esto nos detuvo en nuestra búsqueda de la excelencia artística.

“De una forma u otra, estas fueron ideas, recuerdos y reflexiones que cruzaron más de una vez por nuestras mentes mientras avanzábamos en el proceso que nos lleva a este acto con el que culminamos nuestro tránsito por el PLART.

“En la perspectiva de nuestras trayectorias, de nuestras aspiraciones, de nuestras nunca satisfechas inquietudes, el PLART nos llegó como una iniciativa sin parangón que nos permite finalmente acogernos, como artistas, reivindicando nuestra experiencia y nuestros conocimientos, a la máxima casa de estudios superiores del país, equiparándonos con los profesionales de las ciencias y las humanidades, sin duda ratificando la definición de Hauser según la cual las artes son las ciencias del espíritu”.

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