Escenario

La dulce voz de Guatemala

A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, se transmitía Campiña en televisión, un programa de variedades, que incluía el segmento "La hora del aficionado", un espacio en el que los participantes exponían sus habilidades para el canto.

Concursaban personas de todas las edades, provenientes de cualquier sitio del país; trataban de hacer lo mejor frente al micrófono, para que “la llorona” no les tocara la campana, ya que esto significaba su eliminación de la competencia y, por lo mismo, no avanzar a la final.

“La hora del aficionado” fue el semillero de los artistas de aquella época. Por su escenario desfilaron cantantes como: Roberto Rey y German May. Del grupo de ganadores del concurso se puede mencionar a Sandra Patricia, ella lo obtuvo en 1978. Cuatro años después representó a Guatemala en el Festival Internacional de la Canción Iberoamericana (OTI) con la canción Víveme.

De su voz, talento y calidad interpretativa dio muestras desde la niñez y adolescencia, características que la llevaron a conquistar al público en cada sitio en el que se presentaba dentro y fuera del país.

Con la misma gracia y soltura cantaba rancheras, baladas y hasta melodías infantiles.

Entre las grandes

Destacar en esos años, en los que no había Internet, ni toda la tecnología actual, lo hacían solo los grandes, y Sandra Patricia lo hizo.

A los 16 años cantó como invitada en el Festival de Viña del Mar. Grabó varios discos, entre ellos: Ya me voy, Inocente pobre amiga, que incluyeron temas como: Ojos de amor, Nací para quererte y Mil cicatrices, por los que se le recuerda.

En 1980 ganó el premio Dama de Plata, otorgado al artista destacado del año, por las radios: Ciros y La voz de Las Américas.

El cabello largo y ondulado, los vestidos debajo de la rodilla y el camanance en la mejilla, al sonreír frente al micrófono, quedaron grabados en quienes la escucharon. Luego, se retiró del ambiente artístico, se casó y formó una familia.

Hace algún tiempo le diagnosticaron diabetes. La enfermedad avanzó y se complicó. El martes 31 de agosto llegó la noticia de su muerte. Descanse en paz La dulce Voz de Guatemala.

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