A pesar de encontrarse en su etapa preliminar, la impresión 3-D ya a hecho grandes impactos en campos como el diseño, la tecnología espacial, y la medicina, incluso causando problemas debido a la facilidad con la que se pueden fabricar objetos ilegales como armas. No obstante, los intentos realizados por imprimir piel humana hasta ahora no han sido del todo exitosos, pues no se ha logrado obtener un producto indistinguible de la piel real.

El mayor problema consiste en la falta de heterogeneidad. La piel real no es uniforme, sino que tiene diferentes colores y consistencias; pecas, lunares, venas y arrugas crean una diversidad difícil de replicar. Por lo tanto, las pieles sintéticas no logran verse naturales, sobre todo con los cambios de ángulo y luz.

El equipo de investigadores, ha diseñado una cámara 3D y una tecnología de procesamiento de imagen mediante las cuáles se puede replicar, casi exactamente, el tono y la textura de la piel de una persona. Al mismo tiempo, se está creando una base de datos gracias a la cual médicos puedan obtener patrones de pieles creíbles, aún cuando no tengan acceso a una cámara tan sofisticada.