La consulta del doctor Nathan Watemberg, que ha dirigido el estudio que se publicó a finales de diciembre en la revista Pediatric Neurology, está siempre llena de menores que sufren dolores de cabeza, algo nada infrecuente en ellos.
“Es normal que los niños y adolescentes sufran dolores de cabeza, siempre dentro de un número de episodios por mes que se considera común”, comentó Watemberg, que está especializado en Neurología Pediátrica. “Hay muchas razones por las que un adolescente puede tener migrañas, como el ruido, el tabaquismo, la falta de sueño o apetito, entre otras, que desencadenan los dolores de cabeza”, agregó.
“Yo les doy a todos mis pacientes un formulario con preguntas sobre sus hábitos diarios y la mayoría de los adolescentes que llegaban con dolores de cabeza aseguraron masticar chicle al menos una hora al día, mientras que otros contestaron que lo hacían seis o más horas al día”, dijo Watemberg.
Fue entonces, después de años de ver que el mismo patrón de comportamiento se relacionaba con los dolores de cabeza, cuando Watemberg se decidió a hacer el estudio que demostrara la relación. Tomó 30 pacientes, la mayoría chicas adolescentes, durante un mes y comprobó que tras un mes sin masticar chicle, las migrañas desaparecieron en 26 de los casos.
Independientemente de las horas que masticaran chicle, solo cuatro adolescentes aseguraron no notar mejoría alguna luego de dejar el hábito durante un mes, mientras que de los 26 que sí notaron una disminución de los dolores de cabeza, 19 aseguraron que las migrañas habían desaparecido por completo.
Una de las razones por la que la masticación frecuente aumenta las cefaleas en los menores de edad es que sus músculos faciales no están desarrollados por completo, por lo que la mandíbula sufre un impacto mayor.
“Quise llevar a cabo el estudio por que muchas veces los médicos recetan medicamentos y tratamientos innecesarios a adolescentes, cuando lo más fácil sería primero ver si sus migrañas no están relacionadas con este hábito”, comentó el médico.
