Vida

Matrimonios en crisis

Rina: Aprecio mucho la información de su columna y por eso le consulto mi caso: Estuve casada con el padre de mi hijo 11 años y nos separamos porque me enteré que él tenía otro hijo. Su trabajo era fuera de la capital y venía a casa cada 15 días. Hasta la fecha no hemos recibido ayuda de él casi nunca, pero lo que más me preocupa es que mi hijo no quiere hablar con él ni verlo, porque se dio cuenta de lo sucedido.

Rina Montalvo

Rina Montalvo

Por mi parte no existe ningún inconveniente para que él visite a nuestro hijo y he tratado de que las cosas caminen de la mejor manera posible. Vivíamos en una casa que yo había adquirido, pero tuve que venderla porque mi situación económica era terrible y alquilamos, hasta que pude adquirir otra, la cual debo cancelar en 25 años.

Durante todo este tiempo yo sola he brindado a mi hijo todo lo que un niño requiere para subsistir, pero me preocupa que él tiene mucho dolor, porque se siente abandonado por su padre. Por eso necesito que algún profesional especializado pueda ayudarnos a los dos y al que usted pueda referirnos. He hecho muchos esfuerzos frente a esta situación, que ha sido de verdad muy dura en mi vida; pero sé que debo realizar muchos más por el bienestar de mi hijo, que es un ser humano maravilloso y que en su adolescencia necesita mucha ayuda. Y es que me preocupa que mi hijo siga el ejemplo de su padre y de su abuelo, cuando sea un hombre y que repita lo que ellos hicieron con sus hogares, abandonándolos y dejándolos desamparados.

Estimada Amiga: Casi siempre sucede, que cuando se enfoca un caso en esta columna, al ser leído por sus lectores, despierta alguna inquietud e interés por otras personas, que también están viviendo iguales o similares circunstancias.

En este año que iniciamos en su segundo mes, dos casos de mujeres maltratadas y explotadas han compartido en este espacio su testimonio, con la esperanza de encontrar ayuda, o tal vez solo a manera de desahogo. Porque estos problemas de agresión y maltrato a la mujer ya no constituyen un tabú que se esconde dentro del closet, como sucedía años atrás.

En la actualidad, ninguna mujer debe callar y dejar que su vida se consuma entre la violencia y el atropello a su dignidad, a su condición física y a su estado emocional. En el caso que nos ocupa, es muy acertada la idea de esta madre en buscar ayuda profesional, que actualmente puede conseguirse en forma privada, si se tiene medios para pagar honorarios, o si no se tienen, acudir a clínicas de las universidades.

En alguna ocasión ya he recomendado a la Liga Guatemalteca de la Higiene Mental, integrada con un equipo profesional, competente y confiable. Entre ellos el Lic. Garavito, de mucho prestigio. La Liga está en las 12 calle 9-35, zona 1, teléfono 2232-6269. Muchos errores pueden enmendarse si se busca ayuda pronto y el camino correcto.

rina.montalvo@gmail.com

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