Usualmente surge después de una infección respiratoria de las vías altas —nariz y garganta—, y también se le denomina resfriado o catarro común. Cuando esto sucede, los síntomas comienzan dos o tres días después.
La principal causa de este padecimiento es la bacteria de neumococo, que se encuentra comúnmente en la nariz y garganta. Su contagio se da por medio de gotitas de saliva que una persona portadora expulsa al hablar, toser o estornudar. También se transmite por contacto directo, a través de besos.
Los virus más comunes que provocan esta enfermedad pulmonar de una manera menos invasiva son la influenza (gripe), adenovirus, parainfluenza y virus sincitial respiratorio (VSR).
¿Cuáles son los síntomas?
Las manifestaciones de la neumonía varían, dependiendo de la edad de la persona y de la causa, los más comunes incluyen fiebre, escalofríos, tos con flemas verdosas o de color marrón, respiración acelerada, ronca o sibilante, dificultad respiratoria —del pecho, no de la nariz—, vómitos, dolor abdominal, pérdida de apetito y sudoración intensa.
Factores de riesgo
Aunque afecta a personas de cualquier edad, los grupos más vulnerables son los niños, sobre todo los menores de dos años, y los adultos mayores, quienes están más predispuestos a presentar infecciones causadas por esta dolencia. También las que tienen disminuidas sus defensas —por padecer VIH—, las que le falta el bazo, sufren trastornos cardiacos, diabetes y otros. El tabaco, la drogadicción y el alcoholismo son otros factores que predisponen.
Los bebés prematuros están en mayor riesgo de desarrollar complicaciones graves si se contagian de este mal, debido a la fragilidad de su sistema respiratorio.
Variables del trastorno
La neumonía se clasifica de acuerdo a factores relacionados con el dónde o cómo se ha adquirido. Por ejemplo, la llamada “neumonía adquirida en la comunidad” puede contraerse en sitios públicos; en el trabajo, la escuela, el supermercado o en el gimnasio, estos espacios son un foco de contagio muy frecuente, debido a la cantidad de gente reunida en lugares cerrados y con poca oxigenación.
También está la neumonía adquirida en el hospital o nosocomial.
El estar hospitalizado aumenta el riesgo de desarrollar neumonía, especialmente si el enfermo está en cuidados intensivos o tiene un sistema inmune bajo.
La neumonía por aspiración se adquiere cuando se inhala o aspira material extraño para los pulmones, que luego se deposita en ellos. El más común es el contenido del estómago, el cual entra a estos órganos después de que una persona vomita.
Otra forma de neumonía es la causada por microorganismos oportunistas. Esta afecta a pacientes con un sistema inmunitario comprometido, es decir, los microorganismos que para una persona sana no representan riesgo, se convierten en extremadamente peligrosos para los pacientes con sida, anemia y otras enfermedades que deterioran sus defensas. También aumenta el riesgo los tratamientos contra la leucemia.