Salud y Familia

Beneficios de las terapias asistidas con mascotas

Los perros y gatos, así como otras especies de animales, pueden brindar un apoyo significativo en las terapias de pacientes con enfermedades, discapacidades o trastornos mentales.

Beneficios de las terapias asistidas con mascotas

Gillian ha sido de gran apoyo en las terapias asistidas por animales en Learning Spot Guatemala, para beneficio de niños con discapacidades o problemas de aprendizaje. (Foto Prensa Libre, cortesía de Learning Spot Guatemala)

Un animal de terapia, ya sea perro, gato, caballo o hámster, es aquel que ha sido seleccionado y entrenado para incorporarse en cualquier programa terapéutico de rehabilitación, médico, psicológico o educativo de niños, adolescentes y adultos, indica Rosario Barrios, entrenadora de perros y gatos de Cool Dog y fundadora de Mascotas Terapeutas, la primera asociación de su tipo en Latinoamérica.

“La mayoría de pacientes con los que trabajamos tienen síndrome de Down, trastornos del espectro autista, parálisis cerebral, problemas cognitivos y de aprendizaje”, añade Barrios, cuya asociación cumplió dos décadas este año, cuando su primera perra de Terapia Asistida por Animales (TAA), Xena, brindaba apoyo a niños atendidos en la pediatría del Hospital General San Juan de Dios.

“En ese lugar, mientras visitaba a niños, nació la idea de llevar a un perro para ayudar en las terapias. Me fui informando y capacitando en este tema. Reuní a voluntarios, la mayoría, amigos, para que se integraran a esta actividad. Llegamos a atender a casi todas las pediatrías hospitalarias en la ciudad”, asevera.

Ahora que han disminuido los casos de covid-19, han retomado este trabajo de apoyo en el referido nosocomio, en la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala (Unicar) y en Learning Spot Guatemala. En la actualidad, la asociación está conformada por ocho voluntarios y mascotas de 19 personas más que están en capacitación.

Características

A diferencia de organizaciones internacionales de TAA, que solo aceptan razas como golden retriever y labrador, Barrios indica que para la selección de animales se basa no en su pedigrí sino en su temperamento. “Debe ser un animal amable, sociable, no agresivo ni reactivo, que le guste el contacto con las personas y ser acariciado y con buena disposición a ser entrenado”, expone Barrios, quien afirma que tienen también perros mestizos para terapias.

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El entrenamiento puede prolongarse de seis a ocho meses, que incluye obediencia básica —no jalar la correa o estar quieto cuando se le ordene— y capacitarlo en actividades de desensibilización para que se deje colocar objetos y no asustarse ante movimientos rápidos y ruidos. “Esto ayuda a que se acostumbren a socializar con personas que se movilizan con andador o sillas de ruedas”, dice.

Barrios refiere que también gatos han participado en TAA, así como hámsters. La única precaución que hay que tener durante el contacto con pacientes es que los animales lleguen recién bañados. Esta asociación presta sus servicios sin costo, si es el fin de semana. Al recaudar más fondos, podrían llegar a más lugares y con mayor frecuencia.

Beneficios

Cuando se enfrentan con una enfermedad en el hospital, a los pacientes se les olvida su padecimiento, cuando interactúan con un perro. “Los niños que están aburridos, en cama, se paran y se enfocan en el animal, en lugar del dolor que padecen”, señala. Según reportes de médicos que le han sido transmitidos a Barrios, la presión arterial de los pacientes se estabiliza y sus niveles de estrés disminuyen. Socializar con animales produce liberación de endorfinas.

En el caso de niños con autismo, las TAA les ayudan a aceptar el contacto visual y a vocalizar. En menores con parálisis cerebral, cuyas fisioterapias suelen ser dolorosas, la interacción con el perro, por ejemplo, al lanzarle una pelota, les ayuda a hacer movimientos de brazo con mejor predisposición, pues se sienten motivados a que el can la traerá vuelta. “El perro no juzga al paciente, si no habla, no luce o no camina bien”, dice.

Diana Monzón de Matheu, directora y fundadora de Learning Spot Guatemala, asociación educativa sin fines de lucro, donde se atienden a niños con diferentes discapacidades y problemas de aprendizaje, de familias de escasos recursos, refiere que desde el 2016 han tenido el apoyo de Mascotas Terapeutas.

“El objetivo es que la terapia sea más creativa e innovadora y capte la atención del niño. Hay menores que tienen dificultades académicas y se sienten frustrados de una enseñanza inadecuada. El perro ayuda a promover una enseñanza vivencial y diferente al convertirla en un juego. Por ejemplo, al niño que se le dificulta leer, puede leerle al perro, que no lo juzga, si no lo hace bien, lo cual le brinda seguridad que el pequeño necesita”, añade.

“No lo ven como una terapia y procesan mejor la información sin frustración, pero motivados”, dice. Otro ejemplo es cuando el menor hace operaciones matemáticas contando o restando el concentrado que le dará al can.

“Las terapias son más efectivas porque involucran a un ser vivo. Le enseñan al niño no solo el contenido de matemáticas y lectoescritura, sino le ayudan a realizar habilidades de la vida diaria, por ejemplo, a caminar, al llevar al perro con la correa”, señala. También es importante esta interacción porque les enseña el respeto y conviviencia con otros seres vivos.

Judith Obregón, psicóloga de la Unicar, explica que desde hace unos 10 años comenzaron a llegar perros de Mascotas Terapeutas para alegrar fiestas infantiles en ese lugar. Hace poco, decidieron incorporarlos en visitas a niños y adultos en la consulta externa y encamamiento.

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“Se ha demostrado que los perros ayudan a disminuir la ansiedad y estrés hospitalarios, al acariciarlos y empatizar con ellos, además de que esta interacción contribuye a reducir el dolor”, indica Obregón. “Desde mi perspectiva psicológica y dueña de cuatro perros, estoy sumamente convencida del beneficio emocional que brindan las mascotas en los tratamientos de pacientes”, añade.

Obregón refiere el caso de una niña pequeña con síndrome de Down que no quería dejarse examinar por el médico. Un perro salchicha que llegó al hospital la hizo cambiar de opinión, cuando comenzó a lanzarle la pelota y se dejó auscultar sin problema.

Al ser estresante el trabajo de enfermeras y médicos, las mascotas también han socializado con el personal del hospital, quienes se alegran de abrazar y acariciar a un animal.

Contacto para donaciones: Asociación Mascotas Terapeutas, en Facebook

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.

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