La mejor arma para mantener las enfermedades cardíacas a raya es ingerir una alimentación sana que aporte las vitaminas, los minerales y la energía que el organismo necesita, al mismo tiempo que permite controlar el peso, el colesterol y la presión arterial.
Así que tenga cuidado con los siguientes mitos populares respecto a la nutrición, como señala Mayo Clinic, porque pueden llevarle por el camino equivocado.
El mito: el aceite de coco es una alternativa de cocina saludable para el corazón.
El argumento a favor: el aceite de coco es extremadamente alto en grasas saturadas y hasta puede superar en alrededor del 50 por ciento a la mantequilla.
Sin embargo, a pesar de que se sabe que la grasa saturada eleva los niveles de colesterol y que se relaciona con riesgo para enfermedades cardíacas, sus defensores creen que algunas grasas saturadas del aceite de coco (llamadas triglicéridos de cadena media) son menos dañinas y pueden realmente elevar los niveles del colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL).
La realidad: se ha demostrado que el aceite de coco eleva los niveles del colesterol bueno y malo más que otros aceites de origen vegetal, como el de oliva o el de colza (canola). Además, lo cierto es que los triglicéridos de cadena media constituyen solo una pequeña cantidad de los ácidos grasos en el aceite de coco.
Por otro lado, los supuestos beneficios del aceite de coco todavía no se han comprobado mediante estudios a gran escala en humanos, a diferencia de la enorme cantidad de evidencia que respalda a otras grasas saludables para el corazón, como el aceite de oliva, el aceite de colza o los ácidos grasos omega-3 de las nueces y los mariscos.
El mito: es mejor evitar los huevos o, al menos, las yemas.
El argumento a favor: las yemas de huevo contienen bastante colesterol y, por lo tanto, es obvio pensar que consumir tanto colesterol lleve a tenerlo alto.
La realidad: la mayor parte del colesterol presente en el cuerpo es producida por el hígado y no proviene de la alimentación. Aunque la alimentación es importante, los estudios descubrieron que los niveles de colesterol están más relacionados con las grasas ingeridas, como las saturadas y las trans, que con el colesterol mismo.
Los huevos también contienen nutrientes saludables, como vitaminas A y D, además de proteína.
Si bien los estudios demográficos a largo plazo no muestran ninguna relación entre comer un huevo diario con índices mayores de ataque cardíaco ni accidente cerebrovascular, tenga cuidado de no acompañarlo con tocino y queso, porque ambos pueden aumentar el riesgo.
El mito: los suplementos de ácidos grasos omega-3 ayudan al corazón.
El argumento a favor: comer pescado puede disminuir el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca, gracias a los ácidos grasos no saturados de los mariscos que pueden reducir inflamaciones y disminuir los niveles de los triglicéridos, que son las grasas presentes en la sangre.
No obstante, si no come pescado regularmente (o nunca lo haces), una buena solución podría ser tomar un suplemento de ácidos grasos omega-3 o de aceite de pescado.
La realidad: una gran revisión de muchos estudios, que abarcó a cerca de 80,000 pacientes, no encontró ninguna relación entre los suplementos de ácidos grasos omega-3 y las enfermedades cardíacas.
La conclusión fue que, si bien los suplementos probablemente no son perjudiciales, lo mejor sería que los ácidos grasos omega-3 provengan de la alimentación y no de un frasco de pastillas.
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