“La primera gran sorpresa y descubrimiento asombroso que tuvimos fue la gran variabilidad de reacciones de la gente a comidas idénticas”, resumió Eran Segal, investigador del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel.
Para el estudio se controló el azúcar en la sangre de los participantes durante una semana y se analizaron sus heces y se vigiló su consumo alimentario.
Ningún participante era diabético, pero algunos eran obesos y tenían condiciones de salud similares a los de los prediabéticos.
“Hay diferencias enormes entre los individuos -en algunos casos tenían reacciones opuestas los unos de los otros- y realmente nos faltó información” científica sobre el tema, subrayó Segal.
En lugar de seguir dietas estándar, los investigadores sugieren regímenes más personalizados, y poner a cada persona en el centro de su programa alimentario y no a la inversa, lo cual permitirá no solo ayudarlas a controlar sus niveles de azúcar, sino también a mejorar su salud, dijo el coautor del estudio, Eran Elinav.
Ambos investigadores afirman haber avanzado en el desarrollo de un sistema capaz de hacer un mejor análisis nutricional en función de cada persona.
El método necesitaría enviar muestras de heces para analizar las bacterias del sistema digestivo. Los investigadores han identificado microbios específicos vinculados al nivel del azúcar en la sangre después de las comidas.