Salud y Familia

Trastornos del sueño en la niñez, ¿cómo lograr que los niños duerman el tiempo adecuado?

Para algunos padres de familia es un reto lograr que su hijos duerman varias horas seguidas. Este problema puede estar relacionado con diferentes trastornos que varían según la edad del pequeño. Acá le explicamos en qué consiste y algunos consejos para crear una buena higiene del sueño.

Los problemas para dormir son comunes en los niños. Algunas veces están relacionados al cambio de hábitos. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Los problemas para dormir son comunes en los niños. Algunas veces están relacionados al cambio de hábitos. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Los trastornos del sueño son aquellos problemas que tienen relación al hecho de dormir y se refieren a la dificultad de conciliarlo o de permanecer dormido. Aunque son más conocidos en los adultos, los niños no son ajenos a ellos. Los especialistas señalan que hasta el 30% de la población infantil padece alteraciones crónicas de este tipo.

Existe confusión por parte de los padres de familia para determinar si su hijo o hija padece de este problema o si es común que el niño no duerma bien durante un par de noches. María Mercedes Saravia, médico pediatra, explica que los trastornos del sueño son distintos dependiendo la edad del paciente y que se consideran como tal cuando los síntomas son frecuentes, alteran las horas de sueño necesarias tanto del menor como de los padres o encargados.

Tipos de trastornos  

Saravia explica que en los niños pequeños de hasta dos años los problemas del despertar nocturno suelen ser los más frecuentes y han sido clasificados como anunciados, los cuales se refiere cuando el niño llora solicitando ayuda cuando se despierta; y autocalmados, cuando se vuelve a dormir, sin llorar.

Una cuna cómoda ayuda al pequeño a tener un sueño reparador. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Entre los 3 o 5 años los trastornos tienen relación con la insistencia para que se vayan a la cama y las pesadillas. Cuando el niño disfruta mucho la actividad que hace antes ir a dormir, sigue teniendo energías, por lo que no le llama la atención descansar. Cuando le tiene miedo a la oscuridad, puede padecer ansiedad y frustración porque negará estar cansado y tener sueño, para evitar ir a dormir.

En la edad escolar, entre 6 y 13 años, pueden padecer parasomnias, que son trastornos del sueño relacionados a episodios breves o parciales de despertar sin que se produzca una interrupción importante del sueño. Las más frecuentes son:

  • Terrores nocturnos: Despertar brusco que se produce durante el sueño, acompañado de gritos y síntomas vegetativos y conductuales de miedo intenso. Ocurren en el primer tercio del sueño nocturno y el niño no recuerda el episodio.
  • Sonambulismo: Conducta compleja que incluye caminar. Se inicia durante el sueño lento, por lo que es más frecuente en el primer tercio de la noche. Es frecuente entre los 4 y 8 años. Este no es intencionado, el paciente no puede hacer movimientos complejos durante los episodios y es importante que los padres y familia tome las medidas para evitar lesiones durante estos episodios. Muchas veces van disminuyendo los episodios a medida que crece el niño y por ende madura el sistema nervioso.
  • Somniloquios o episodios de hablar dormido sin ser consciente de ello: Ocurre en la fase 4 del sueño. El episodio es breve y el paciente no lo recuerda hasta la mañana siguiente.

Los trastornos del sueño dependen de la edad del niño y de su ritmo de vida. Al momento que causen dificultades en sus relaciones sociales y en las horas de sueño requeridas, es importante acudir con un especialista.

“Un paciente de edad neonatal requiere 16 horas al día de sueño. A los 3 meses, 15 horas diarias; a los 12 meses, 14 horas; a los 2 años, 13 horas de sueño; a los 5 años, 11 horas; 9 años, 10 horas; 14 años, 9 horas; y para los 18 años el requerimiento es el mismo que para un adulto: 8 horas de sueño diarias”, enfatiza Saravia

Las pesadillas pueden ser una de las causas por las que el niño padezca de insomnio. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Ana Paola Álvarez, psicóloga educativa y consultora del sueño, comenta que existen problemas conductuales que provocan malos hábitos en el sueño de los niños. Por ejemplo, acostumbrarlo a depender de algún objeto para dormir, como la pacha, el pepe o dormirse mamando. Estos afectan también el sueño de los padres porque cuando el pequeño despierta, deben ayudarlo a cubrir sus necesidades.

También están los problemas sensoriales, que se presentan cuando el niño es hipersensible a los estímulos del ambiente y, por ejemplo, necesitan algún ruido para dormir o una sábana con peso que les provoca seguridad.

Causas

El neurólogo pediatra, Rubén Posadas, señala que estos problemas usualmente obedecen a trastornos psicofisiológicos. Es decir, que los hábitos de conducta del niño son alterados por cualquier circunstancia y la primera repercusión son los problemas del sueño.  Por ejemplo, cuando por algún motivo es necesario despertar al niño en las noches porque requiere algún tipo de medicamento por otra enfermedad.

Acostumbrar al niño a dormir con él puede causarle problemas de sueño. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

El problema más común es el insomnio infantil. A diferencia del insomnio del adulto, en donde este quiere dormir, pero no puede, el infantil consiste en que el niño no quiere descansar. “Usualmente es consecuencia de los malos hábitos de sueño, que cambiaron por alguna circunstancia y hacen que la madre se duerma con él, dejar las lucen encendidas, alimentarlos durante la noche con biberones fuera de la etapa en la cual es adecuado hacerlo”, dice Posadas.

Existen algunas patologías que también pueden ser causantes de estos trastornos, a las cuales hay que prestarles más atención, como procesos alérgicos que afectan las vías respiratorias superiores, problemas en las amígdalas o reflujo gastroesofágico.

También se pueden mencionar problemas neurológicos asociados al síndrome de piernas inquietas, narcolepsia o algunas formas de convulsiones.

¿Hay que dejarlo llorar?

Cuando se aborda el tema acerca de si es sano o no dejar al niño llorar durante la noche cuando presenta alguno de los problemas del sueño existen diferentes opiniones. Algunos señalan que positivo porque crea independencia y autosuficiencia en el pequeño. Sin embargo, otros opinan que puede causar inseguridad.

Los especialistas aconsejan atender al niño cuando llore por las noches. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Posadas indica que no es efectivo dejar llorar al niño por mucho tiempo. Si está en la fase de entendimiento, lo ideal es ir a su cuarto y dormirlo de nuevo. Es normal que el pequeño despierte varias veces por las noches para asegurarse que se encuentra en su habitación y que sus padres están cerca. “Es importante trasmitirle seguridad, sino el problema será difícil de manejar, pero no es bueno atenderlos de inmediato. Hay que dejarlos llorar un poco y luego atenderlos”, enfatiza el profesional.

Consejos para lograr buena higiene del sueño

Crear hábitos positivos para la higiene del sueño en los primeros meses es complicado debido a que los bebés requieren de alimento cada 3 horas, aproximadamente, pero al sexto mes puede comenzar a ciclar los alimentos para lograr que duerma más tiempo.

Hasta los 3 o 4 años son aconsejables las siestas de 30 minutos por día. Luego, conforme crezcan, dejarán de tomarlas. En la adolescencia también suelen dormir más, pero en esta etapa es importante controlar las horas del sueño porque pueden ser sinónimo de que no estén durmiendo bien en las noches.

Saravia explica que hay dos tipos de medidas para de higiene del sueño: ambientes y las que animan al pequeño a ir a dormir.

En los primeros meses, es difícil crear hábitos de sueño porque el bebé despierta periódicamente para su alimentación. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

En las ambientales se recomienda el empleo de asociaciones adecuadas y familiares al niño para iniciar el sueño, es decir que la rutina y el ambiente le sean familiares. Utilizar una cama o cuna confortable y cómoda. Crear un ambiente acogedor con una luz de baja intensidad y temperatura adecuada. No consumir bebidas con cafeína después del mediodía, para que no le dificulte dormir. Evitar que el sueño sea asociado como castigo o método de regaño para el niño, sino todo lo contrario, debe ser algo que los pequeños disfruten.

Realizar rutinas predecibles antes de acostarse ayudarán al pequeño a sentirse seguro y cómodo para dormir, por lo que no animan a ir a la cama. En esta medida también se puede mencionar: acostar y levantar al pequeño a la misma hora habitualmente, promover la capacidad de dormirse sin la presencia de los padres, llevarlo a la cama cuando estén cansados y evitarlo si tienen demasiada energía, realizar actividades relajantes 90 minutos antes de la hora de dormir, evitar hacer planes antes de acostarlo para que no se entusiasme y pierda el sueño. Verificar que esté hidratado y llevarlo al baño antes de acostarse.

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ESCRITO POR:

Andrea Jumique Castillo

Periodista de Prensa Libre especializada en temas de salud, bienestar y cultura, con 5 años de experiencia.