Hasta ahora, los dispositivos se implantaban en la zona del cerebro donde se sitúa el centro del movimiento, el córtex —manto de tejido nervioso que cubre la superficie de los hemisferios del cerebro—, que puede permitir a pacientes con amputaciones o parálisis controlar un brazo robótico paro con un movimiento tope y con retraso respecto al pensamiento.
Tecnología de punta
En este caso, los investigadores implantaron microelectrodos en la zona del cerebro donde se produce la intención del movimiento, el córtex, con lo que han logrado que el paciente realice movimientos de una manera más natural y fluida.
Video en el que se observa cómo Erik Sorto controla un brazo robótico con el pensamiento.
“Cuando mueves un brazo, realmente no piensas en los músculos que hay que activar ni en los detalles del movimiento sino que piensas en el objetivo del movimiento”, explicó el profesor Richard Andersen, director del estudio.
Según el experto, con esta investigación se ha logrado decodificar esas intenciones reales con pedir al sujeto simplemente imaginara el movimiento como un todo, en lugar de dividirlo en una infinidad de componentes.
Los inicios
Tras la operación realizada en 2013, Sorto aprendió a controlar el cursor de un ordenador y un brazo robótico con su mente y una vez completado el entrenamiento los médicos comprobaron que era capaz de realizar movimientos intuitivos con la prótesis.
Sorto dijo que el momento más emocionante durante su aprendizaje fue la primera vez que movió la extremidad robótica con su pensamiento y aseguró que estaba sorprendido “de lo fácil que era”.
Los resultados del experimento ofrecen a los investigadores nuevas informaciones sobre la actividad neuronal que subyace en los movimientos voluntarios del cuerpo y presenta un importante paso para la mejora de los dispositivos neuroprotésicos.
Novedosa tecnología permite que un hombre tetrapléjico efectúe varias tareas. (Foto Prensa Libre: AP)
Hasta ahora, los investigadores que trabajan en este área habían implantado microelectrodos en la zona del cerebro relacionada con la producción del movimiento.
Pero en este caso, el equipo realizó un abordaje diferente al implantar dispositivos de grabación neuronal en el córtex parietal posterior (PPC), la zona del cerebro donde los nervios contiene información sobre cómo se planifica la actividad motora.
A futuro
Andersen señaló que con ello esperaban que las señales que llegan desde el PPC fueran más fáciles de usar para el paciente, haciendo “así el proceso de movimiento más intuitivo”.
Con el uso de imágenes de resonancia magnética, los investigadores monitorizaron las neuronas del paciente mientras este imaginaba movimientos de las extremidades y los ojos.
Basándose en la actividad neuronal que grabaron en esas pruebas, fueron capaces de prever que miembro quería mover el paciente, adónde quería llevarlo, en qué momento y con qué velocidad.
El resultado del estudio, apoyado en otros anteriores con monos y humanos, sugieren que el córtex parietal posterior está implicado en la planificación de acciones, además de en conceptos más abstractos como fijar objetivos e intenciones.
